
Fauna
Uraclio, el lince de Guadalajara que ya vive en Madrid
El ejemplar tiene dos años y lleva dos semanas moviéndose por la Comunidad

El Gobierno de Ayuso se había marcado como objetivo reintroducir el lince en la Comunidad, una especie emblemática de la Península Ibérica que figura en el libro rojo de todas las especies. Y parece que lo ha conseguido. Los técnicos de la Dirección General de Biodiversidad y Gestión Forestal junto al Cuerpo de Agentes Forestales autonómico han confirmado la presencia de un ejemplar, un lince que lleva moviéndose dos semanas por la Comunidad.
Uraclio, el nombre con el que se le ha bautizado, lleva moviéndose por la zona de Villalbilla, Corpa, Santos de la Humosa y Anchuelo. Según ha informado la Consejería de Medio Ambiente, se trata de un ejemplar de dos años de edad, procedente de Guadalajara, que se encuentra en perfecto estado. De hecho, su desplazamiento y permanencia en la región «indica que existe un hábitat adecuado y disponibilidad de alimento para la especie», detalla la Consejería.
No obstante, desde el Ejecutivo autonómico se sigue trabajando para conseguir que este animal en peligro de extinción, vuelva a formar parte de forma estable de la fauna madrileña. Actualmente, la Consejería de Medio Ambiente Agricultura e Interior está ultimando el convenio con Patrimonio Nacional para sumar la superficie de El Pardo a la zona de reintroducción y completando el estudio de hábitats con los aspectos indicados por el grupo de trabajo del lince del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
En España hay poco más de un millar de ejemplares que se reparten por Andalucía, Castilla-La Mancha, Extremadura y Comunidad Valenciana. Madrid ha estado buscando hasta ahora los emplazamientos más adecuados para que pueda reintroducirse y lograr su arraigo.
Entre las ubicaciones que había barajado se encuentran el Parque Regional de la cuenca alta del Manzanares, así como las Zonas de Especial Conservación (ZEC), como podrían ser las de la Cuenca del río Manzanares, o la de los ríos Alberche y Cofío.
Se trata de territorios que serían los convenientes por la tranquilidad que ofrecería para esta especie, ya que cuenta con abundantes poblaciones de conejos para su alimentación y menos interferencias para que puedan asentarse, una de las cuestiones más complicadas. El peligro para esta especie son las carreteras y el riesgo de morir atropellados.
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