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Cellnex transición energética
Las instalaciones fotovoltaicas, nicho de inserción social y laboral
La Fundación Solidança galardonada en los Premios de Innovación Social de la Fundación «la Caixa»
La implantación y expansión de las políticas relacionadas con el medio ambiente y la acción climática, como la economía circular y la transición energética, crean nuevas necesidades industriales y profesionales. Actividades que abren, a su vez, innumerables posibilidades de innovación, de empleo y de soluciones a las nuevas necesidades. Y, también, a las no tan nuevas.
Esos son los objetivos y proyectos de la Fundación Solidança, que vincula la integración sociolaboral de personas en riesgo de exclusión con actividades relacionadas tanto con la gestión integral de residuos como con la economía circular. A las que se ha sumado la transición energética como nuevo nicho de laboral para estas personas.
Es Solienergia, un proyecto con el que hasta ahora 29 personas vulnerables han recibido formación que las capacita en la instalación y mantenimiento de placas solares fotovoltaicas, un sector con fuerte demanda de trabajadores. De ellas, seis, tres mujeres y tres hombres, han accedido a empleos tras pasar por el curso. Para Marc Pintor, director de la Fundación Solidança «ha sido abrir una puerta nueva a una nueva área de trabajo».
Que ha tenido continuidad con la creación de una brigada de mantenimiento a través de la que la fundación «da servicios a empresas que tienen una instalación fotovoltaica y en la que trabajan cuatro personas, mujeres y hombres, seleccionados entre nuestros alumnos».
Experiencia y ojo avizor
La fundación, creada en 1997, acumula una larga experiencia en detectar las oportunidades que los servicios ambientales y la economía circular pueden suponer para «personas que nos llegan a través de los servicios sociales y que tienen dificultades para insertarse laboralmente». Por ejemplo, en la red de tiendas propias Solidança/Roba Amiga venden ropa de segunda mano, electrodomésticos y muebles, recuperados y reacondicionados para su venta en el taller de la fundación; además, realizan servicios de gestión integral de residuos a administraciones y empresas. «Creemos que es muy importante este doble valor de lo que intentamos: tener impacto social y ambiental positivos. Por eso, buscamos estos nichos de mercado que nos permitan generar este doble impacto», argumenta Pintor.
Así, han sabido detectar la «necesidad de muchas empresas del sector de la energía solar, que tienen cubiertas sus necesidades de ingeniería o de comerciales, pero «les faltan justamente quien se suban al tejado y hagan la estructura sobre la que van las placas o el mantenimiento de las instalaciones. Es un nicho laboral muy concreto». Esto, unido a que «la cualificación que requiere no es tan elevada que la haga imposible de alcanzar», les llevó a diseñar el proyecto y buscar financiación para realizarlo.
El perfil de los beneficiarios prioritarios del proyecto eran «jóvenes en situación de abandono escolar y mujeres vulnerables, para romper con la masculinización del sector». El entusiasmo al apuntarse al curso de unas, «con muchas ganas empoderarse de romper moldes, y otros, que recuperaban el interés por aprender, al apuntarse, fue muy motivador para todos.» De hecho, las personas que han hecho la formación técnica, «que pertenecen a empresas que se dedican a esto y que conocen el mercado, «y han hecho con una implicación que ha ido más allá de su compromiso profesional».
Premio a la Innovación Social
La muestra de que la innovación también puede ser, como dice Pintor, «no cambiarlo todo, sino adaptarlo», es que Solienergía ha recibido uno de los Premios Fundación `la Caixa’ a la Innovación Social, concedidos recientemente a 12 proyectos de entre los 3.000 participantes en sus convocatorias de proyectos sociales. Con ellos reconocen proyectos de entidades sociales que promueven la cohesión social, la lucha contra la pobreza y la inclusión de las personas en situación de vulnerabilidad.
Para Marc Pintor, el premio «es un reconocimiento a la labor que hacemos, que no siempre lo hay y es muy valioso para el equipo. También, por las posibilidades de difusión para que otras entidades puedan hacer cosas similares. Y, claro está, porque incluye una estatuilla muy bonita y una dotación de 15.000 euros, con los que podremos financiar otros proyectos».
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