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Transición energética
La UE prohíbe los gases de las neveras y los aires acondicionados
El organismo toma esta decisión para acabar con el tráfico ilegal de fluorados y proteger el uso de las bombas de calor, mientras que el sector empresarial del frío considera que el impacto en la economía española será muy grave
Los gases hidrofluorocarbonos (HFC) o gases fluorados están muy presentes en nuestras vidas, aunque no los veamos. Se utilizan en toda la cadena de frío para mantener frescos y seguros los alimentos; están presentes en los aparatos frigoríficos –incluso en los que se anuncian como más eficientes–, así como en unidades de aire acondicionado y bombas de calor. También se utilizan como productos sanitarios y hasta en la protección contra incendios. Pero, irónicamente, son contaminantes.
Los fluorados son potentes gases de efecto invernadero, con un efecto de calentamiento hasta 23.000 veces superior al del CO2. Por eso, la UE ha decidido prohibirlos definitivamente, y saldrán del mercado en 2050. El Consejo de la Unión Europea y la Eurocámara alcanzaron ayer un acuerdo para eliminarlos por completo, con una trayectoria de reducción del consumo entre 2024 y 2049. El movimiento es parte de una campaña más extensa para deshacerse progresivamente de otras sustancias que la capa de ozono.
El acuerdo, aún provisional, atiende a varias razones. La primera, según los negociadores europeos, es proteger y potenciar el uso de las bombas de calor. El motivo es que consumen poco, son eléctricas y contaminan menos, por lo que la UE las considera esenciales para la descarbonizar la calefacción y cumplir con los objetivos de la transición energética.
¿El problema? Que la mayoría de las bombas de calor contienen gases fluorados clasificados como sustancias perfluoroalquilo y polifluoroalquilo (PFAS). Y los PFAS son químicos tóxicos que la UE también planea prohibir. Especialmente, tras la publicación en los últimos meses de varios estudios científicos sobre sus efectos perjudiciales perjudiciales para la salud, que comprenden desde el desarrollo de alergias hasta el aumento del riesgo de padecer cáncer.
Por otro lado, la legislación vigente, que ya limitaba significativamente el uso de estos gases, había demostrado ser insuficiente. Ya en 2020, el Comité Técnico Europeo de Fluorocarbonos (EFCTC) denunció que la directiva que los regulaba no se estaba llevando a la práctica debidamente.
«La UE ha creado esta norma única en su categoría y como norma es fantástica, pero solo dice que la implementación [de la ley] tiene que ser proporcional, disuasiva y efectiva en cada uno de los países miembros. Esto significa que no hay homogeneidad en la aplicación», aseguró entonces Murli Suagotan hkwani, director general para Europa, Oriente Medio y África de FluoroChemicals de Chemours, empresa dedicada este tipo de gases, y miembro del EFCTC.
Además, el mismo comité promovió una investigación privada a través de la cual comprobó que el tráfico ilegal de fluorados estaba poniendo en jaque los objetivos climáticos. En esencia, destaparon que las importaciones ilegales éstos habían continuado introduciéndose en la UE durante 2019, a pesar de la norma. En total, detectaron 228 denuncias de actividades ilegales, entre marzo y diciembre de 2019, de las cuales 14 procedían de España. Así, se identificaron cientos de envíos de gases fluorados, en su mayoría de China.
El nuevo acuerdo, que aún debe ser refrendado, prevé capar la producción de fluorados, sobre todo después de 2036. Tanto su desarrollo como su consumo se reducirán de forma progresiva. Por ejemplo, a partir de 2025, se prohibirá el mantenimiento de equipos de refrigeración que utilicen gases fluorados con alto potencial de calentamiento global, a menos que los gases se recuperen o reciclen (en cuyo caso será hasta 2030). También se introduce una prohibición similar para el mantenimiento de equipos de aire acondicionado y bombas de calor para 2026.
Un golpe «grave» para España
Las críticas por parte del sector empresarial español no se han hecho esperar. Alianza Industrial (formada por empresas del frío, fabricantes de equipos de climatización o productores agrarios, entre otros) se ha manifestado en contra de la prohibición de los gases fluorados en Europa por el «grave impacto económico y medioambiental que tendrá en España».
Opinan que «la transición energética es incuestionable, pero se debe realizar utilizando tecnología probada, segura y eficiente» y «en la actualidad no existe una alternativa más sostenible y viable al gas fluorado de última generación», aseguran. La Alianza Industrial también afirma que más de un 90% de los 24.000 puntos de venta de distribución alimentaria en España no se mantendrá sin los gases fluorados. Por el momento, el texto provisional de la UE determina que serán los Estados quienes establecerán normas sobre sanciones y multas para el uso de estos gases.
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