Opinión

El lío padre

Nadie admite que al Barça le han pedido dinero para los presos y los fugados, para hacer frente a las fianzas y para abonar las minutas de los carísimos y buenísimos letrados de Bélgica, Alemania, Suiza, Escocia y España. Pero en el Barça alguien ha dicho que no han soltado un céntimo ni para esos menesteres ni para los aledaños del «procés». Ni nadie ha comentado en público que la final de Copa entre el Sevilla y el Barça es un dolor de cabeza.

Pero el consumo de aspirinas en las zonas de responsabilidad se ha multiplicado con respecto a una semana cualquiera. Porque preocupa lo que pueda ocurrir dentro del estadio, que está cantado, o sea pitado, con la mitad del aforo teñido de amarillo chillón y la otra mitad, de blanco sevillista, tratando de contrarrestar con cánticos de ánimo la sinvergonzonería y la mala educación que en aras de la libertad de expresión se escuchará sin sordina en la la capital del Estado opresor. Según se acerca el 21-A crecerá, además, el temor por si en las inmediaciones algún grupúsculo busca la confrontación con los oprimidos que estarán encantados de regresar a casa convertidos en héroes.

El lío de la Copa es padre, pero ni más ni menos exacerbado y desagradable que en las tres anteriores finales que ha disputado este Barcelona – todas consecutivas y anotadas en su palmarés–, club que viene siendo utilizado como altavoz y ariete independentista desde que lo echaron al monte. No es fácil lidiar con este ganado, manso y cerril, ni en Madrid ni en Barcelona, ni meterse en la piel de Bartomeu, que está rodeado. El almirante Cervera, héroe en la guerra de Cuba reconocido por Fidel Castro, murió en 1909 y Colau le llama facha. Estamos «rodeaos».