Opinión
Papelón
«Nos critican porque vendemos periódicos», argumenta Benzema, tan perdido en el camino hacia el gol como en las entretelas del Estudio General de Medios, ese análisis que cada cierto tiempo hurga en la herida de los medios de comunicación impresos para constatar la agonía del papel. Vive el fantástico Karim en Madrid e ignora que la crítica es consustancial del fútbol y que forma parte del deporte en la capital de España, en Cuenca, Almería, París o Londres.
La falta de resultados origina críticas sea cual sea la dimensión del equipo que no los obtiene. Valverde dejó de ser un entrenador fenomenal después de que el Roma despidiera al Barça de la Champions con una eliminación sorprendente que proporcionó pingües beneficios a los apostantes que creyeron que los romanos, semienterrados en un 4-1, iban a escapar del sarcófago y levantar la losa. También es cierto que la repercusión de todo lo que ocurre en el Madrid o el Barça suele ser proporcional a su grandeza. Venden camisetas en más de medio mundo y en más de medio mundo son noticia para bien y para mal. La trayectoria deportiva de un Segunda apenas traspasa la frontera de su localidad. Es lo normal. Lo absurdo es que Benzema piense que su contribución a la venta de periódicos es tan indispensable que cuando el Madrid lo traspase algún medio cerrará. Ni por él ni por cincuenta como él.
La esquela de la prensa de papel está escrita, a falta de epitafio, sin que Karim haya proporcionado pista alguna. De 2008 a esta parte, desde que empezó la interminable crisis, más de 31.000 periodistas se han ido al paro y han desparecido más de 400 medios de comunicación. Él no mete goles y en algún partido lo suyo es un papelón, pero sobrevive mejor que quienes hacen su trabajo.
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