Opinión

La industria

¡Piii! Tiempo de Copa. En horas comienza el partido de los contrastes. La afición del Sevilla que va a inundar de globos rojos el Metropolitano para mezclarlos con los amarillos de los que teníanque ser azulgrana. Y hasta puede que del cóctel resulte la bandera de España. Los empeñados en politizar hasta el Día de la Madre ni lo imaginan. ¡Qué brutos! Y Bartomeu pide respeto para los que no lo conocen. Allá ellos.

Más contrastes, los que hay dentro de un mismo país en dos instituciones diferentes. LaLiga, rasgos de multinacional, empresa del siglo XXI que, con diez millones menos de suscriptores, acecha al fútbol de pago de la reina Premier. Cuando Javier Tebas llegó a la presidencia, bajo su manto trabajaban 44 empleados. Hoy, sólo en la sede de la Torrelaguna 60, hay 235. Y 340 en el mundo. Y una audiencia de mil millones de personas. Y 559 millones de usuarios, sólo nueve millones menos que el fútbol del imperio británico. LaLiga es un negocio fabuloso que ya ingresa 1.700 millones de euros anuales por la venta centralizada de los derechos de televisión. Mejorará la cifra en la siguiente subasta, que puede producirse en semanas o en meses. No hay prisa. El fútbol español es una industria de entretenimiento que progresa muy adecuadamente y en manos de Tebas, «El Messi de los despachos», se vende mejor que las torrijas en Semana Santa.

En el otro lado, la Real Federación Española de Fútbol, que necesita en la presidencia un «Cristiano Ronaldo» para dar la réplica al «Messi». Tiene que reinventarse, explotar todo lo que posee, desde las selecciones campeonas de todo hasta una de las mejores Ciudades Deportivas del mundo. Necesita un presidente que reconquiste cada centímetro cuadrado perdido, o despreciado. Savia nueva; sangre joven. Una tormenta de ideas. ¡Piii! Se acaba el tiempo.