Opinión
Los hechos
Iniesta, que sabe de qué va esto, ha optado por ponerse de perfil antes que señalado. Dice adiós al Barça en plenitud de facultades, consciente, también, de la realidad insoslayable, aquello del «tempus fugit». Se ha hecho mayor, ha ganado Ligas, Champions, Copas, Eurocopas y un Mundial, gol monumental e histórico a Holanda, divino tesoro. Los hechos. El Adiós. En el Tianjin Quanjian le van a recibir gozosos.
Mientras, la Liga sigue, con el Barça a punto de proclamarse campeón con anticipación que no desvirtúa el torneo, pero lo desangela. La emoción es un plus y debería ser un impuesto. Mejor que el IVA. Y la vida sigue, con milagros como ese del Atlético en Londres que ojalá sirva para algo. Cuando se juega con nueve –por la alineación de Correa y
Gameiro– y el árbitro Turpin, remedo de Babacán, te deja con «ocho» por la mala pata de Vrsaljko, se afrontan riesgos innecesarios. Entonces cae el gol del Arsenal en la portería del imbatible Oblak, y cuando el fuerte, las provisiones y hasta el futuro son cenizas, Griezmann enciende el ánimo y reduce casi a nada las esperanzas británicas. Si fuera Gibraltar... Lo que no quiere decir que el Atlético vaya a reconquistar la roca. Que él Atleti es como es. Y no es Nadal, témpano que «derrite» el fuego; un tipo que no se deja impresionar. En forma todo él, cabeza y chasis, rompe, rasga y desespera a cualquiera que tenga el valor de enfrentarse a él. En tierra es el tenista único. Corroe, gana, aplasta; pero levanta la moral del contrario porque al final del sacrificio exalta su
valor. Sin dudas, como Zidane, que sabe que la historia del Madrid se escribe el martes y que lo del Leganés era para suplentes. Son los hechos; las dudas, los goles.
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