Opinión

«The artist»

Juegan sin precaución, sin cautela. No especulan. Buscan la portería contraria como único objetivo. Y cuando el fin está tan definido que no admite rodeos ni excusas, parece que todo lo de alrededor es «atrezzo». Y no debería serlo en un Real Madrid-Bayern de Múnich. Se dice en fútbol, y en la vida, que en determinadas circunstancias todas las precauciones son pocas. Ni Zidane ni Heynckes las tomaron. Podía haber remoloneado el Madrid, que concurría al partido definitivo de la semifinal con ventaja explícita (1-2) y un marcado carácter ofensivo, dada la baja de Isco y la indolencia de Bale. El Bayern, ídem de ídem. Al ataque, como era su obligación, y a por todas. Primera visita a Keylor antes del minuto, y otra en el segundo y a la tercera, en la siguiente, fue la vencida. Sergio Ramos yerra el despeje y Kimmich, como en Múnich, inauguró el marcador. Por la grada sonó ahogada la triste balada «Como con la Juve». Apenas un compás porque la reacción fue inmediata. Hay jugadores que en los partidos cruciales se reinventan, son los artistas, como Benzema. Su gol fue la mitad de Marcelo, ¡qué centro!, el resto fue su desmarque y el acierto al cabecear. Y «The Artist» siguió moviéndose, por todo el frente delantero, con ayudas en el centro del campo y en defensa si era preciso achicar balones. No previó, seguramente, que entre Tolisso y Ulreich le iban a poner el 2-1 como se las ponían a Fernando VII. Aprovechó el regalazo, hizo el 2-1 y desactivó la posibilidad de alcanzar la prórroga. Necesitaba el Bayern dos goles, James hizo uno, «con perdón», y no hubo más, porque también jugaba Keylor Navas, salvador atrás como redentor Benzema delante. Y así, a por la Decimotercera.