Opinión

Prebendas

Mientras Villar rumia la manera de poner al fútbol español más «patas arriba» de como lo dejó, la consecuencia de sus actos es una cadena con más eslabones que el ancla del Queen Mary. Él y su hijo Gorka pasaron unos días en la cárcel, como el vicepresidente Padrón; presidentes de territoriales investigados por contribuir al descoloque de Jauja; María José Claramunt, la responsable de marketing, despedida y deseando «cantar» pese a las sospechas que sobre su figura recaen por el capítulo de gastos; Juan Luis Larrea, tesorero de Villar durante casi 30 años y hoy candidato a sucederle, señalado por el escándalo de Haití, y lo último es la citación que han recibido Del Bosque y Lopetegui en calidad de testigos. No les van a pedir cuentas del desparrame económico porque como seleccionadores no disfrutaron de prebendas tales como los 600 euros de dieta diarios por acudir a Las Rozas a reuniones de la Junta Directiva. En los tiempos de bonanza económica, el sueldo del seleccionador posiblemente no llegaba al millón de euros anuales y el de Lopetegui ronda esa cifra. Las comparaciones son odiosas, pero su retribución es similar a la del entrenador que menos cobra en Primera.

Simeone, por ejemplo, percibe 16 millones netos en el Atlético. Se aprecia la diferencia. Al iniciarse este repelente proceso de corruptelas hace ya casi un año, de labios de Del Bosque no salió ni una mala palabra contra Villar y Lopetegui tuvo para él un afectuoso recuerdo durante una conferencia de prensa. Lo cual no significa que estuvieran pringados, que no lo están; pero ocurre que casi todo lo que tocó Villar huele a podrido o despierta suspicacias. No es plato de gusto ver a estos dos técnicos en el Juzgado por los pecados de otros. No lo merecen.