Opinión

Sustitutos

El Barça, en tantas cosas ejemplar como institución deportiva –excepto cuando se enfanga en política–, con los fichajes balompédicos adolece de mano izquierda. Al Deportivo le arrebató a Rivaldo en el último minuto sin concederle una mínima capacidad de maniobra; con el Atlético, su comportamiento está en las antípodas del compañerismo. O simplemente es que mete la pata por convicción, en este asunto como en otros de color amarillo. Persigue a Griezmann, ha hablado con él y con su agente, el interés es tan palmario que el fichaje está a punto de salir del horno. Es más, Griezmann no ha jugado esta temporada de azulgrana porque el Atleti anduvo listo y le duplicó la cláusula de rescisión, y porque el jugador se apiadó de su club y consideró que las plagas que iba a verter la FIFA sobre el proyecto rojiblanco podían hundir el trabajo de recuperación y afianzamiento de los últimos cinco años. Y se abrió un paréntesis, durante el cual no cejó el Barça en su labor de captación del futbolista, hasta tenerlo prácticamente atado, mientras Simeone intentaba encandilarlo con el Atlético que viene. Contó para ello con la inestimable colaboración de Miguel Ángel Gil, que ofreció al francés 20 millones netos anuales.

Pero Antoine quiere mejorar deportivamente y el Barcelona le ofrece un horizonte más despejado y prometedor. Títulos, en plural, es la palabra. Sabiendo eso, ya que la decisión del futbolista estaba tomada, no hubiese estado de más pactar con él la subida de un cincuenta por ciento en la cláusula de rescisión, que a partir del 1 de julio se reduce a cien millones, la mitad de lo que es ahora. Así que póngase el Atleti en lo peor: vuela Griezmann, ¿a quién trae? Aspas sería un apreciable relevo, más querido que él Kun Agüero.