Opinión

S.O.S. Las novilladas en estado crítico

El mes de septiembre avanza y con él su temporada taurina en España, aunque con el matiz de que nos encontramos en el mes por excelencia para los novilleros. Atrás han quedado las grandes ferias, los buenos triunfos de las figuras y las importantes faenas de las revelaciones que han irrumpido con fuerza para reivindicar su puesto en el toreo. Septiembre es tiempo de sueños, de oportunidades para los que están empezando, para la cantera que mañana tomará el relevo y que nos pellizcará el estómago con las sensaciones únicas que se viven en una plaza de toros. Septiembre se ha convertido poco a poco en el oasis para los novilleros, en el mes en el que muchos de ellos ponen el cronómetro a funcionar para ganarse los galones de cara a una nueva temporada. Los jóvenes de este escalafón son conscientes de la importancia de este mes, porque para muchos, en estos días se concentra el grueso de su temporada, incluso algunos casi la comienzan, cuando a punto está ya de clausurarse, ya que con el Pilar se volverá a echar el telón taurino hasta el próximo mes de marzo. 

En esta recta final de verano se llevan concentrando desde hace ya varias décadas las grandes ferias de novilladas. Calasparra (Murcia), Villaseca de la Sagra (Toledo), Arganda del Rey (Madrid), Algemesí (Valencia) y Arnedo (La Rioja), por orden de celebración, son los cinco pilares que sostienen el escalafón de los novilleros cada temporada, junto con Madrid, que sigue siguiendo la única plaza que cita cada semana estival a tres novilleros en su ruedo. Las ferias de novilladas que se celebran en estas localidades son ejemplo de resistencia, la real defensa de la tauromaquia ya que su gestión es encomiable, por la custodia que realizan sus ayuntamientos, empresas o comisiones, entre las mil dificultades que presenta el sector, de la esencia de la fiesta de los toros. Estos certámenes son para los jóvenes que están empezando los puertos de primera con los que sueñan y por los que luchan para destacar en un escalafón numeroso que según el registro del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte se cifra en 420 novilleros con picadores. Una cifra todavía superior es la de novilleros que hacen el paseíllo todavía sin los del castoreño, 863. Pero la crisis que viven las novilladas en nuestro país es una evidencia que cada año se deja ver de manera más nítida, por mucho que las ferias anteriormente citadas sigan luchando a capa y espada por mantener el número de festejos: Calasparra (6 novilladas), Villaseca de la Sagra (5), Arganda del Rey (7), Algemesí (8) y Arnedo (5). Son cada vez más los municipios que prescinden de estos festejos taurinos en sus fiestas patronales y optan por otros cuyos costes son más económicos, como las capeas o los encierros, ya que una novillada, como se desglosa más adelante, tiene un coste medio de 45 mil euros. Pero el problema no reside únicamente en localidades pequeñas con plazas de toros de tercera categoría o portátiles, sino que las grandes ferias, las de primera y segunda categoría, siguen dando la espalda a este tipo de festejos taurinos. La falta de una estructura sólida en el sector taurino hace que cada plaza sea un mundo y que cada gestor mire por su bolsillo sin pensar en una inversión de futuro. Porque apostar por la base es apostar por el futuro, ya que más pronto que tarde, muchas de las figuras de hoy se retirarán de los ruedos. Como dato, 10 de las figuras de hoy suman juntas 196 años de alternativa, casi 20 años de media.

Si analizamos en datos las novilladas de la presente temporada taurina hasta el día 31 de agosto, son 122 las novilladas celebradas, de un total de 495 festejos, lo que supone casi un 25%, uno de cada cuatro festejos. Una cifra ligeramente superior a la de 2018, que hasta esa misma fecha celebró 113 novilladas, y que la de 2016 y 2017, con 102 y 115 respectivamente. Un ligero aumento que más que dar oxígeno hiere si se desglosa según la categoría de plaza. Hasta el último día de agosto, este año, de los 125 festejos programados en plazas de primera categoría —Las Ventas (Madrid), Sevilla, Valencia, Zaragoza, Pamplona, Bilbao, Málaga, San Sebastián y Córdoba— se han celebrado tan solo 31 novilladas, siendo 18 de ellas programadas en Las Ventas. Madrid sigue siendo un gran escaparate para los novilleros, pero incluso también una prueba desgarradora ya que muchos novilleros llegan a este coso con escaso bagaje, que les catapulta incluso, en una tarde áspera, a lo más profundo de los infiernos. A esta plaza le sigue Sevilla, con seis novilladas celebradas, Valencia con cuatro, y ya Pamplona, Málaga y Zaragoza con una. Las ferias de Bilbao, San Sebastián y Córdoba vuelven a cerrarse para los novilleros. Pero los datos todavía son más desoladores si nos centramos en plazas de segunda categoría. De los 119 festejos organizados en 34 plazas de este rango, tan solo se han celebrado siete novilladas, lo que supone un casi 6%. Sin duda las empresas que gestionan estás plazas obvian a la base, cerrándoles la oportunidad de forjarse para el mañana. Por volver a echar la vista atrás y ver el gran rechazo de los empresarios a las novilladas, en 2009 fueron 135 los cosos que programaron al menos una novillada; en 2018 fueron tan solo 74, y muchos de ellos, de los que celebraban dos o más, las han reducido de su programación. Sí que es cierto que interesan menos, son la base y sus nombres no destacan en una feria en la que también están las figuras, y por lo tanto es menor el público que asiste. Pero esto ocurre también en otros espectáculos, como por ejemplo el fútbol. ¿Quién asiste a un partido en el que juegan dos equipos de tercera división? La asistencia no es la misma que la que acude a ver un Real Madrid - Barcelona. Pero en este tipo de espectáculos sí que las entradas son más baratas, ya que los costes son inferiores. 

La reducción de novilladas por lo tanto es evidente, menos público, más caras las entradas, todavía menos público y por lo tanto, pérdidas. Si sumamos las novilladas con y sin picadores del año 2008, según los datos ofrecidos por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, se extrae una cifra de 705 festejos, muy alejada de la que se arrojó el pasado año 2018, que fue de 484, casi un 32% menos. Contra esta gran crisis, en 2018 nació como una bomba de oxígeno el Foro de Promoción, Defensa y Debate de las Ferias de Novilladas. Un foro impulsado por representantes de Ayuntamientos y comisiones que celebran este tipo de espectáculos en sus municipios, y que pretende poner sobre la mesa los diferentes problemas que sufren este tipo de certámenes con el fin de buscar sinergias y poder hacer frente de forma conjunta a estos problemas, buscando su viabilidad a futuro. Según informaron tras aquella primera y única reunión de constitución, ya que desde aquella primera cita hace ya más de un año no se han vuelto a reunir, el objetivo principal fijado era mejorar las condiciones de las novilladas sobre todo desde el ámbito económico, ya que como se avanzaba, una novillada tiene un coste medio de 45 mil euros. Según los datos que nos ofrece el Ayuntamiento de Arnedo, los gastos de una novillada desglosados son los siguientes: 

  • Novillos: 18.000€
  • Novilleros. 4.550 por tres espadas: 13.650€
  • Servicios de plaza y taquillas: 3.000
  • Bueyes: 300€
  • Cuadra de caballos: 1.500€
  • Transporte: 1000€
  • Médicos: 1.800€
  • Ambulancia: 300€
  • Carretería: 600€
  • Seguridad Social. 5.000€

De estos datos aproximados, se extrae la cifra de 44.950 euros, a la que luego hay que sumar el 10% de IVA de todo lo recaudado en taquilla. Una cifra desorbitada e inviable para muchas empresas y sobre todo ayuntamientos que programan estos festejos con dinero público, y aunque se trata de cultura y de la cultura no se puede pretender obtener beneficios, sí que impide que su celebración siga adelante, sobre todo por los tiempos convulsos que vive la sociedad y la política en nuestro país. Y ante estas cifras, el precio de cada localidad para intentar cubrir gastos se dispara hasta ser apto solo para algunos bolsillos, ya que, siguiendo con el ejemplo de la feria del Zapato de Oro de Arnedo, el precio medio de las localidades es de 30,50€, sin contar las localidades de barrera y contrabarrera que son las de mayor precio. Por lo tanto, para un aficionado joven, que normalmente su poder adquisitivo es más bajo, pagar la entrada más barata de 25 euros le resulta un esfuerzo importante para su economía, al igual que para un ciudadano no aficionado y que durante las fiestas solo acude a la plaza para disfrutar de una tarde diferente. 

En el Arnedo Arena se suelen citar una media de 1.300 personas cada día, de un censo de casi 15 mil personas. Las novilladas se han convertido poco a poco en un espectáculo único para aficionados, debido a que, para el gran público, la mayoría de los novilleros son desconocidos y, por lo tanto, es de entender que muchos ciudadanos renuncien a ir a este tipo de festejo en el que no conocen a ninguno de los espadas por un precio elevado. Quizá con precios más competitivos y una buena campaña de comunicación se conseguiría meter más gente a la plaza. Por ello este foro se constituyó con el objetivo de salvar las novilladas. ¿Es necesario seguir manteniendo todas las piezas de una novillada? ¿Se pueden reducir costes sin romper con la esencia de la tauromaquia? Algunos hablan de prescindir de un picador y de un tercero, con ello se reducirían seis sueldos. Deberán estudiar, analizar y reflexionar todos y cada uno de los estamentos de la tauromaquia, no solo quienes las programan. ¿Les interesa a los profesionales cambiar las normas por el futuro, aunque con ello puedan verse perjudicados? Lo que está claro es que cada estamento del toreo —empresarios, ganaderos, toreros, picadores, banderilleros, veterinarios…— mira por sí mismo, por sus intereses, pero las novilladas están en estado crítico, y algo tan vivo como la tauromaquia, porque las cifras lo respaldan, un 9,5% de la población española según la última encuesta de hábitos y prácticas culturales acude a una plaza de toros, no puede morir por una mala gestión de los festejos base. La gestión de un sistema que poco a poco está anulando oportunidades para los que empiezan.