El cuaderno de Chapu Apaolaza: A la portavoz se le entiende perfectamente

Notas del trece de julio: tenemos nueva portavoz del Gobierno. Se llama Isabel Rodríguez y sonríe con franqueza. En el sanchismo vamos por la tercera portavoz y ahora que lo pienso en perspectiva, es como ir por la tercera mujer de tu vida.

Una, dos y tres, tres ministras banderilleras en el redondel. Me acuerdo mucho de Isabel Celaá, una persona con tilde en la segunda a, y también de las letras y sílabas que formaba perfectamente redondeadas y rellenas de bechamel como las croquetas de la terraza del restaurante Tamarises de Neguri. Un buen día, en Moncloa Celaá me confesó que hablaba así de despacio porque sufría una cierta obsesión por ser entendida y porque al otro lado de la cámara se imaginaba a alguien con dificultades cognitivas. Yo siempre sospeché que determinados políticos nos hablaban como si fuéramos idiotas, y ese día pude confirmarlo.

Después vino María Jesús Montero y cómo me gustaba aquel discurso que rodaba por sus declaraciones con un traqueteo de carreta rociera con los madroños grana, como de ir por ahí agarrado a tu cintura y se trababa una barbaridad, pero brillaba en ella la magia de esa hora del día perfectamente andaluza en la que en la feria se encienden los farolillos y lo mismo te dan cinco millones que quinientos mil.

Ministra Portavoz del Gobierno ¡qué trabajadera! Hay que portar muchas voces, correr tupidos velos, irse por las ramas, trasladar, advertir, subrayar, recalcar, aludir a la cualificación, innovación, reiteración de mi Españita no obstante y, con respecto a su segunda pregunta, le responderé lo que me dé la gana, esto es lo mismo que a la primera. Echan, como los porteros, todos los balones fuera.

Después de que Podemos negara que el castrismo es un régimen dictatorial,  a Isabel Rodríguez le preguntaron en su estreno si Cuba era una dictadura. Ella respondió que España es una democracia pura. Retrata muy bien el hecho de que Moncloa no tenga una posición clara sobre las protestas de Cuba, su represión y la falta de libertades. Para ser portavoz de un Gobierno, hay que reconocer que se le entiende perfectamente.

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