Constitución

Los socios de Sánchez y la Constitución

La Carta Magna es nuestra mayor garantía y solo los ignorantes o los malintencionados ponen en duda su vigencia

El PSOE fue fundamental en la elaboración y aprobación de la Constitución. Es verdad que los dirigentes socialistas tienen una tendencia irrefrenable a la hora de apropiarse de todos los avances que ha tenido la democracia española hasta el extremo de que a veces respondo, irónicamente, que vivíamos en Atapuerca hasta que llegó Felipe González. Todos los gobiernos han hecho cosas buenas y malas, pero el balance desde su aprobación el 6 de diciembre de 1978 es extraordinariamente positivo. Por ello, poner en cuestión este periodo es un enorme disparate o una estrategia de aquellos que quieren destruir nuestra Carta Magna para romper España o imponer un régimen autoritario populista como pretenden Pablo Iglesias y sus colaboradoras. Es verdad que ahora parece una quimera, pero no es la primera vez que sucede sin que nadie lo pudiera imaginar. La quimera puede ser tanto un sueño o ilusión que es casi imposible de conseguir como un monstruo fabuloso que se representa con cabeza de león, cuerpo de cabra y cola de dragón. Los antisistema y los independentistas temen que es en lo que acabe su intento de demoler nuestro sistema constitucional mientras que lo segundo es lo que interpretamos los demócratas ante sus actos.

Rusia, Cuba, Venezuela, Alemania, Austria, España… son algunos de los numerosos países a los que llegó el totalitarismo mientras la gente no era consciente de lo que estaba sucediendo. Lo primero siempre es cuestionar el régimen constitucional. Es atacar a las instituciones para que se deterioren. Hace años que lo sufrimos mientras nos sentimos muy seguros en nuestra zona de confortabilidad porque estamos en la Unión Europea. La Constitución es nuestra mayor garantía y solo los ignorantes o los malintencionados ponen en duda su vigencia. Los españoles nos tendríamos que sentir muy orgullosos de un texto que ha permitido avances extraordinarios y que se sitúa entre los más avanzados del mundo. Ha permitido que se sucedieran los gobiernos de distinto signo y aplicaran sin problema sus programas electorales. Es verdad que no complace a los que odian a España y quieren su destrucción. Los independentistas no la quieren, pero tampoco los comunistas, los antisistema y los herederos de ETA. Esta realidad permite reafirmarnos en que es el instrumento adecuado para seguir progresando.