Partido Popular

Los errores en la batalla del PP

El PP necesita que se cierre está crisis con gran rapidez, para centrarse en lo importante que es derrotar a la izquierda

Los seres humanos nos arrepentimos muchas veces de los errores que cometemos a lo largo de nuestra vida. Lo positivo es aprender de ellos para avanzar, pero no siempre es así. Es lo que está sucediendo en el PP, donde sería recomendable la prudencia y el rigor. La situación se ha ido complicando de una forma realmente sorprendente con declaraciones y actuaciones inoportunas que solo han servido para acercarse con paso firme al precipicio. Es evidente que la crisis es muy grave y que lo sensato sería resolverla con celeridad, aunque hay demasiada gente interesada en mantenerla viva para debilitar al PP. No hay más que ver las lágrimas de cocodrilo de los dirigentes socialistas, los ataques de los antisistema de Podemos o Más Madrid hablando de corrupción o los independentistas. España es un país donde los políticos de izquierda tienen una memoria muy frágil. Es indudable que el PP sufre una crisis muy grave, pero que el PSOE intente dar lecciones con su trayectoria es un insulto a la inteligencia. Lo es, también, que lo haga Podemos que está en declive y es una amalgama de comunistas y antisistema que quieren acabar con el régimen constitucional.

El independentismo catalán es fanático y sectario. Es una realidad incuestionable poniendo sobre la mesa su trayectoria, pero para hablar de corrupción no hay más que recordar los nauseabundos escándalos protagonizados por Convergencia. Por tanto, ninguno de ellos está legitimado para dar lecciones. Es verdad que la izquierda política y mediática está muy contenta con esta crisis, porque primero querría acabar con Casado y luego le tocaría a Ayuso. Es bueno no confundirse sobre lo que le conviene a Sánchez y sus deleznables socios encabezados por Podemos y acompañado por bilduetarras, independentistas y antisistema. Les gustaría que desapareciera la alternativa que puede llegar a La Moncloa en 2024 y que fuera sustituida por Vox que pueden utilizar como elemento fundamental para movilizar a su electorado. En ocasiones se aduce que el PSOE necesita un interlocutor con visión de Estado en el centro derecha, pero la traducción de esta afirmación es que quiere un «ministerio» de la Oposición. Es decir, unas mansas ovejitas que hagan lo que quiera Sánchez. No lo puedo criticar, porque es coherente con lo que le gustaría a cualquier presidente del Gobierno.

España necesita que exista una alternativa de centro derecha capaz de ganar las próximas elecciones y que pueda revertir las desastrosas políticas del gobierno socialista comunista. La izquierda quiere que la crisis del PP dure mucho y desgaste tanto a Ayuso, que la quieren destruir, como a Casado. La peor noticia que podría recibir es que limaran asperezas y se pusieran de acuerdo para avanzar hacia La Moncloa. Es cierto que seguirán con la campaña contra el PP, pero la reconciliación sería el mejor regalo que podrían hacer a los votantes de centro derecha. El relativo silencio de Vox es una buena estrategia de Abascal y su equipo que buscan heredar. Más allá de declaraciones sobre su preocupación y algún que otro comentario, han preferido permanecer como simples espectadores.

Ayuso es un gran valor para el PP, como lo son otros líderes autonómicos y otros que se consolidarán en las elecciones del próximo año, así como Casado y su equipo. Lo sucedido puede acabar siendo un despropósito con un final feliz, como sucede en las familias cuando las parejas o los hermanos se tiran los trastos y luego se abrazan en una reconciliación donde emerge el afecto profundo o conducir a un divorcio irreversible de consecuencias demoledoras para todos ellos. No sé qué sucederá, pero espero que sea lo primero. Lo segundo sería el triunfo de socialistas y comunistas, porque se garantizarían una victoria en las próximas elecciones generales.

Un aspecto que me sorprende es la irrupción de antiguos dirigentes del PP como José María Aznar y Esperanza Aguirre que deberían guardar un prudente silencio teniendo en cuenta los aspectos más oscuros y negativos de su gestión. El PP perdió el gobierno y sufre esta crisis por los errores que cometieron a la hora de nombrar a personas condenadas por corrupción y, sobre todo, por no controlar la organización con eficacia. Por ello, esa imprudencia es lamentable. Pocos consejos pueden dar en el terreno de la organización interna del partido. No soy sospechoso, porque defendí la gestión de ambos en sus respectivos gobiernos cuando eran brutalmente criticados por la izquierda. Aznar y Aguirre eran atacados de forma inmisericorde y ambos fueron ingratos y arrogantes con aquellos que les defendieron. He de reconocer que nunca espero nada de los políticos y menos de aquellos que se consideran por encima de los simples mortales. A pesar de ello, sigo pensando que Aznar ha sido uno de los grandes presidentes del Gobierno que ha tenido España.

El PP necesita que se cierre está crisis con gran rapidez, para centrarse en lo importante que es derrotar a la izquierda. Hay buenos juristas que pueden analizar el expediente y determinar si tiene o no fundamento. Lo mismo sucede con las acusaciones de espionaje, que me resultan poco creíbles conociendo a Casado, o con los contratos. Hace años que conozco a Ayuso y no me ciega el afecto que le tengo. Estoy convencido de que jamás ampararía una actuación ilegal. Los dos no han cambiado con los cargos y espero que lo hagan nunca. Quiero que España tenga una alternativa sólida y ejemplar, por ello me gustaría que el desencuentro diera paso a la reconciliación. Lo importante es centrarse en derrotar al gobierno socialista comunista y no en tonterías internas que no conducen a nada. Para ello es fundamental que hablen y se acaben los malos entendidos.