El trípode

A 50 años del 20N

Fue la «Transición» del franquismo a la actual monarquía parlamentaria occidental, en un clima de paz social solo perturbado por la banda terrorista ETA que quería impedirla

Hoy 20 de noviembre de 2025, el actual Frente Popular sanchista, virtual sucesor político del Frente Popular de 1936, culmina su vengativa conmemoración de los 50 años del fallecimiento de quien, tras la Guerra Civil, se mantuvo como jefe del Estado hasta aquel lejano día que hoy conmemoran. Hace seis años, y como acto político en plena campaña electoral de las elecciones (repetidas) de noviembre de 2019, exhumaron sus restos de la Basílica del Valle de los Caídos, y ahora quieren borrar la verdadera memoria de la Historia, imponiendo la suya mediante la democrática memoria sanchista –redactada literalmente por Bildu– e impuesta como obligatoria por ley. Afortunadamente para los españoles, en 1978 Sánchez no estaba en condiciones de impedir que acreditados ministros franquistas, como por ejemplo Fraga Iribarne, y no menos acreditados «progresistas» como Carrillo y Peces-Barba, entre otros muchos, acordaran pactar la actual Constitución en un espíritu de reconciliación y consenso para acabar con el mito del enfrentamiento entre las «dos Españas». Fue la «Transición» del franquismo a la actual monarquía parlamentaria occidental, en un clima de paz social solo perturbado por la banda terrorista ETA que quería impedirla, y cuyos sucesores políticos son hoy aliados parlamentarios y cooperadores necesarios para que el sanchismo siga instalado en el Gobierno. El progresista ministro de Cultura Urtasun lo ha celebrado compareciendo a petición propia en la Comisión correspondiente del Congreso para hacer balance de la legislatura en el ecuador de la misma, y de su hoja de ruta hasta el final. Como no podía ser de otra manera, su gran iniciativa fue el anuncio de comenzar el procedimiento para la extinción de cuatro fundaciones de acuerdo con la Ley de la Memoria Democrática de Bildu, y por supuesto, además de proseguir con el ya comenzado para prohibir la Fundación Francisco Franco. Ello porque «un gobierno democrático digno de tal nombre no puede permitir que el olvido de todo lo ocurrido en nuestro país se infiltre en nuestra memoria colectiva». Que no padezca el sanchista ministro de Sumar, porque con su obsesión antifranquista han convertido a Franco y al franquismo político en totalmente actuales 50 años después de haber desaparecido. Es la naturaleza propia del sanchismo, que lleva en su ADN lo que es un auténtico Frente Popular con su coalición social comunista instalada en el Gobierno, y que necesita volver al enfrentamiento y la división entre los españoles para intentar perpetuarse en el poder. Incluso han llegado al extremo de no invitar al Rey emérito D. Juan Carlos I a la conmemoración, pasado mañana, del 50 aniversario de la restauración de la monarquía como forma de Estado. En su persona.