Ventanilla única

La pobreza no es estadística

La mayor parte de la población, que no es otra que la clase media que tanto denuestan Pedro Sánchez y sus adláteres, vive con el agua al cuello

El Gobierno ha iniciado una sutil campaña de blanqueamiento de imagen para intentar mantener que son un Gobierno progresista. Presumir de cifras macroeconómicas, de lo bien que va el PIB, el mercado laboral, la reducción de déficit y deuda, y de comerciar con miles de millones con sus socios parlamentarios ya no le sirve. La mayor parte de la población, que no es otra que la clase media que tanto denuestan Pedro Sánchez y sus adláteres, vive con el agua al cuello, con el dinero justo para llegar a fin de mes y rezando para que no surjan imprevistos. Y lo que ellos denominan «los más vulnerables» continúan sin salir de una pobreza que les ahoga. Pues en este contexto, el Consejo de Ministros ha presentado un nuevo cuadro macroeconómico pleno de optimismo pese a las alertas que lanzan ya analistas y expertos sobre lo que va está por llegar. Y entre tanto dato macro, el Ejecutivo ha introducido como novedad la evolución de tres indicadores de pobreza y desigualdad: las previsiones de la tasa de riesgo de pobreza, la brecha entre el 20% más rico y el 20% más pobre y el índice Gini, que mide el nivel de desigualdad. Su intención es demostrar que el crecimiento de la economía se está traduciendo en una mejora del día a día. Para ello, el ministro económico Carlos Cuerpo defendió que la tasa de riesgo de pobreza ha caído ocho puntos desde 2018 y está en su nivel más bajo desde 2007, con lo que se ha cerrado un tercio de la brecha con la media de la zona del euro. Y en cuanto a desigualdad sitúa a España como el país de la zona euro donde más caído, un 40%. Pero este intento de conectar lo macro con lo micro puede quedar en nada con las cifras en la mano. El 26% de la población está en riesgo de pobreza o exclusión social, lo que equivale a unos 12,5 millones de personas, incluida la población con empleo, y la renta real disponible de los hogares está prácticamente congelada desde 2010, mientras que en la UE se ha incrementado de media un 20%. La pobreza no es una estadística, es una triste realidad.