Sin Perdón

El circo electoral en el Congreso

«Era duro escuchar a demagogos de escasa formación clamando como si estuvieran en una cafetería o en una asamblea»

La moción de censura ha permitido constatar que Abascal es un aliado impagable de Sánchez. El líder de Vox intentó mostrarse moderado, pero no importa porque ha cumplido con el papel previsto en el teatrillo del Congreso. Es cierto que ha colocado su discurso e intentado poner en apuros al PP. No hay duda de que Sánchez y Abascal se necesitan, porque el primero quiere ofrecer la imagen de que llega la ultraderecha mientras que el segundo se siente cómodo en la oposición. No los puedo criticar. Están en su derecho eligiendo sus estrategias electorales, así como sus rivales. El esperpento estuvo, como siempre, en los pintorescos aliados del presidente del Gobierno, porque son los enemigos de España y la Constitución. Una vez confirmado que los dos principales protagonistas de la moción han satisfecho sus egos dudo de que Abascal consiga su objetivo de crecer a costa de Feijóo. En el caso de los socialistas, ha sido un eficaz instrumento, dudo de si Abascal lo ha hecho consciente o inconscientemente, al servicio de la campaña de reelección del inquilino de La Moncloa. Hemos vuelto a escuchar las chorradas del fascismo, la ultraderecha, el machismo… Cualquier disparate tiene cabida, desafortunadamente, en el Congreso.

Tamames hizo un buen discurso muy coherente con su trayectoria académica y personal. Un nivel elevado dentro de la mediocridad exasperante de muchos de los que le dieron la réplica. Era la imagen entrañable de un intelectual clamando en el desierto. Una vez más, las réplicas eran las esperables en el populismo electoralista e inconsistente de estos tiempos tan aciagos. Era duro escuchar a demagogos de escasa formación clamando como si estuvieran en una cafetería o en una asamblea. Desde luego, tenemos un gobierno Frankenstein, tal como lo definió Rubalcaba, cuya legitimidad nadie duda y que es el resultado tanto de los incumplimientos de Sánchez, que ha hecho lo contrario de lo que dijo, como del oportunismo de unos socios ávidos de poder. El líder de los socialistas y la candidata de Sumar colocaron largos discursos, de mayor duración que el del candidato. Por eso, el primero estaba encantado ante la oportunidad de colocar sus mensajes y liderar la izquierda mientras que Díaz comenzó su campaña frente a Podemos.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)