Cástor Díaz Barrado

Democracia en China

Democracia en China
Democracia en Chinalarazon

Las protestas que están teniendo lugar en Hong Kong tienen como principal objetivo alcanzar y consolidar un sistema democrático, rodeado de las plenas garantías democráticas. La antigua colonia británica dispone de recursos económicos y representa lo más avanzado de la sociedad china. El desenlace de estas protestas y, sobre todo, la reacción de las autoridades de Pekín aún están por ver, pero habría que evitar a toda costa que se produjera una intervención del ejército chino y que la cuestión se resolviese mediante el uso de la fuerza. No hay que descartar, infortunadamente, que esto suceda y las consecuencias, entonces, serían muy perjudiciales para Hong Kong. Su condición de centro financiero internacional se vería muy perjudicado. No es extraño que la voluntad y el deseo de más democracia se haya expresado, ante todo, en la ex colonia y que, precisamente, en una de la zonas más ricas de China haya estallado el sentimiento popular a favor de un régimen democrático pleno. Es verdad que la cultura y el sistema económico de Hong Kong se distancian, sobremanera, de buena parte de resto del territorio chino pero ello no debe llevar a considerar que Hong Kong no es China. La devolución de esta parte del territorio a la soberanía China es uno de los pocos aciertos de la política exterior británica en los últimos años y puso de relieve que es posible y necesario que esto suceda con otros territorios como Gibraltar y Malvinas. Más aún, la devolución a España y Argentina de los territorios de su soberanía se produciría en países democráticos. Las protestas en Hong Kong no plantean un problema territorial. Se trata, nada más y nada menos, de acrecentar el marco democrático y de fijar unas reglas del juego que se basen en la participación ciudadana. No existe el derecho a la autodeterminación de los ciudadanos que habitan en Hong Kong, por muchas que sean las especificidades que definen a este territorio y a sus habitantes. El crecimiento económico de China y, sobre todo, su apertura al exterior en el marco de las relaciones internacionales contemporáneas ha provocado que se acrecienten los deseos de establecer un régimen democrático. Se necesitará tiempo para que esto suceda. El camino deberá ser la democratización de China, lo que no será fácil y menos si la situación se complica con fenómenos separatistas y con el empeoramiento de la situación económica. Paulatinamente, China irá caminando hacia el establecimiento de un sistema democrático y ello repercutirá muy favorablemente en la democratización de la sociedad internacional.