América

Cástor Díaz Barrado

Difícil recuperación

La Razón
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La situación política en Brasil hace tiempo que se encuentra en una posición muy difícil y ello repercute, sin duda, en el devenir económico del país. El «milagro» brasileño ha ido perdiendo fuerza con el paso del tiempo y, en la actualidad, no se vislumbra una nítida recuperación. En la sociedad brasileña hay una profunda división en la percepción de la política y en los mecanismos que deben ponerse en marcha para que, de nuevo, el país carioca lidere el futuro de la mayor parte de América Latina. La situación política por la que atraviesa Brasil no sólo tiene consecuencias internas, que las tiene y muy importantes, sino que, al mismo tiempo, refleja la posición que debe ocupar este estado en el orden internacional. Las autoridades brasileñas han perdido, en los últimos años, la oportunidad de proporcionar al país el impulso necesario para constituirlo en uno de los puntos imprescindibles de la comunidad internacional. El significado que tiene Brasil en las relaciones internacionales es incontestable pero, por ahora, no se han sabido aprovechar las muchas ventajas que tiene el país sudamericano y que deberían convertirlo en uno de los principales estados del planeta. La situación política interna, con importantes consecuencias en el plano económico, repercute también en el papel que juega Brasil en la región en la que debe constituirse como líder. Sin Brasil no es posible configurar, política y económicamente, el espacio sudamericano pero los estados de la región, también ante la inactividad de las autoridades de Brasilia, están conformando sus propios espacios de cooperación. Brasil debe salir de la situación en la que sólo contempla sus problemas internos y, con ello, superarlos lo antes posible con la finalidad, también, de llevar a cabo una política exterior en la que asuma el liderazgo que le corresponde. De no hacerlo así, se irán configurando unas nuevas relaciones bilaterales y multilaterales no sólo en el conjunto de la comunidad internacional sino, también, en la región latinoamericana que harán que Brasil no sea un punto principal de referencia.