Cristina López Schlichting

Pechos fuera

La Razón
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No entiendo. De verdad que no comprendo cómo puede el juez Francisco David Cubero decir que una señora que irrumpe en tetas en una capilla no ofende los sentimientos religiosos. Definitivamente, debo de ser tonta. Dice el magistrado que los hechos no constituyen delito porque, aunque conculcan las normas sociales, no constituyen «profanación». Ignoro si es o no profanación, pero lo que hizo Rita Maestre, aparte mala educación, fue agresivo y pretendía generar malestar. La misma Rita, que se reunió en su día con el arzobispo de Madrid, don Carlos Osoro, concedió que hoy no repetiría aquellos actos de nuevo. Nadie dice que la portavoz del Ayuntamiento tenga que ir a la cárcel, bastaría una multa simbólica que aclarase el amparo de los tribunales a los espacios de culto libre. La sentencia absolutoria del juez de los 4.000 euros que le condenaba a pagar la primera instancia seguramente tranquiliza a Maestre, pero desde luego intranquiliza a los cristianos. Me temo que constituye un claro indicio de que la Justicia puede desproteger a las personas que, rezando en un templo, se vean interrumpidas con mofas, insultos y desafíos. Prueba de ello, las primeras declaraciones de la concejala tras la absolución: «Confirma lo que hemos defendido durante años, que las protestas pacíficas son legítimas en democracia y que reivindicar en 2016 en un Estado aconfesional que las capillas no deberían tener espacio en las universidades públicas debería ser legítimo en un país democrático», ha dicho. Cada uno puede reivindicar lo que quiera, pero lo que no puede es acosar ni ridiculizar ni ofender. Y todo eso hizo Rita Maestre al ponerse en tetas en la capilla. La chica dijo en algún momento que desnudar el torso no pretendía ser ofensivo, pero no hace falta ser una lumbrera para entender que los pechos al aire están muy bien en una playa o en tu casa, pero molestan en el Auditorio Nacional, en una recepción del Ayuntamiento o en una capilla.

Definitivamente, su señoría nos tiene por tontas a quienes usamos sostén en público y entendemos que los senos son de uso privado y/o playero. Sugiero a quienes tengan que acudir a las sesiones del tribunal presidido por don Francisco que aparezcan en porretas. Y le desafío a él a sostener lo que ha dicho en sentencia: «En una sociedad democrática avanzada como la nuestra, que dos jóvenes se desnuden no debe ya escandalizar a nadie, como tampoco el hecho de que algunos de ellos se besen sí. Estamos habituados a que activistas del grupo Femen lleven a cabo actos de protesta de esta naturaleza».

Tomo nota. Nada de pasar calor en los juzgados si está don Francisco Cubero, ni de contener las efusiones amorosas en su presencia. De eso nada. Mientras nadie roce la orla de su toga ni se suba sobre su estrado, el personal es libre de despelotarse mientras declara o morrearse en el banquillo. De verdad, hay que tener cara para calificar de normal lo ocurrido en la Complutense.