Parlamento vasco

Resacón

La Razón
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Hay un día al año en el que el PNV celebra su despedida de soltero. Se mete en celebraciones –en este caso el Aberri Eguna, Día de la Patria Vasca–; se desmelena y dice cosas a los amigos y convocados que dejan al Resacón en Las Vegas a la altura del betún.

Resulta que Andoni Ortuzar ha llegado a la conclusión de que tras el desarme de ETA se abre una nueva etapa hacia la soberanía, y ha reivindicado una «Euskadi como nación en pie de igualdad con el Estado».

Nada nuevo: es el mensaje habitual del día de Pascua. Lo que ya sorprendió más a la concurrencia fue cuando el presidente del Partido Nacionalista Vasco dijo no entender «¿por qué si se ofrece desde Madrid la cosoberanía a Gibraltar no vamos a poder tenerla los vascos?».

No se sabe bien si su pregunta era retórica o sencillamente es que ignoraba que comparar al País Vasco con «un territorio no autónomo bajo supervisión de su Comité Especial de Descolonización» que dice la ONU es uno de los disparates más hilarantes que ha parido el nacionalismo en su más que centenaria existencia.

Pero quizá era mucho pedir para una celebración en la Plaza Nueva de Bilbao; lugar donde algunos acabamos nuestro bachillerato, escenario ideal para beber mucho y bien. Más le hubiera valido al dirigente nacionalista dedicarse directamente a ello en sus soportales o en el vecino Casco Viejo.

La parte mejor de Ortuzar y también de Iñigo Ukullu fue poner en valor lo que llamaron «el modelo PNV» frente al «fracaso de quienes pensaron que Euskadi se construía a tiros». Lo tenía fácil este año. Hay muchos votos que recoger en ese mundo abertzale antes de que se vayan a Podemos. Una tarea en la que debe emplearse a fondo el nacionalismo vasco antes de que le ocurra lo mismo que a sus vecinos catalanes.

Hubo –también– algún momento de lucidez en el de Abanto Ciérvana: cuando reconoció que «nunca Euskadi ha sido más nación que hoy». A ver si se le pasa pronto a Ortuzar lo de Gibraltar. Un resacón lo tiene cualquiera.