Cástor Díaz Barrado

Se acaba

La Razón
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La conquista de la ciudad de Raqqa y su liberación de las fuerzas del Daesh que la tenían ocupada y sometida desde hace algún tiempo nos anuncia el final del poder territorial del Califato. Comienza a abrirse, así, una nueva etapa que la comunidad internacional no debe desaprovechar. Establecer la paz en Siria es lo más importante y acabar con las reiteradas violaciones de los derechos humanos es básico y fundamental para acabar con los conflictos que asolan la región. Poner fin a una parte del terrorismo en el Próximo Oriente supone, desde luego, un avance que no debemos menospreciar pero, sin embargo, sigue resultando insuficiente para que se asegure la paz en esta región del planeta. La derrota que están sufriendo los islamistas del ISIS en su santuario y capital no supone infortunadamente el fin del terrorismo internacional ni tampoco que se resuelvan todas las cuestiones que impiden la paz en los países árabes. El triunfo de la coalición internacional en Raqqa es un paso necesario para lograr la paz al que, por fin, la comunidad internacional ha dado su visto bueno. Los atentados en Europa en los dos últimos años han modificado, sin duda, la percepción de la opinión pública internacional y no se ha puesto en duda, de manera significativa, que era preciso, también mediante el uso de la fuerza, poner fin al poder del Daesh sobre territorios de Siria e Iraq. Pero una parte muy difícil de la solución a los conflictos que tienen lugar en Próximo Oriente está por llegar y no se observa una voluntad real de encontrar respuestas aceptables para todos por quienes tienen la capacidad de resolver definitivamente los enfrentamientos. La recuperación de Raqqa y su regreso a los criterios de la comunidad internacional nos indica que algo se acaba pero, también, nos augura un futuro incierto puesto que los Estados que tienen la obligación de mantener la paz y la seguridad internacional todavía no han llegado a asumir su compromiso.