Sin Perdón

La gran victoria de Ayuso

«En cualquier país de nuestro entorno, un escándalo de estas características habría provocado la dimisión del presidente del Gobierno»

No es una exageración definirla como la némesis de Sánchez. Las dos acepciones que contempla la Academia Española son muy acertadas y reflejan muy bien su lucha en defensa del Estado de Derecho y la separación de poderes. En primer lugar, es un «castigo fatal que restablece un orden anterior». El despotismo del inquilino de La Moncloa se sustenta en un carácter que se ha forjado porque era conocido como «Pedrito el guapo», la permanente ayuda de su suegro hasta que triunfó, su defenestración, la victoria en las primarias, una moción de censura basada en la mentira y su afición a ignorar a las Cortes y gobernar a golpe de decreto. Esa falta de empatía que le caracteriza explica que la caída de García Ortiz solo le interese en la medida en que complique su estrategia. Las únicas personas que le preocupan son su mujer, sus hijas, su madre y su hermano. Los que piensan que tiene algún amigo es que viven en otra galaxia. Como le decían en clase al millonario lobista del sanchismo: «Contreras, que no te enteras». Y los activistas sanchistas en los medios de comunicación, aunque reciba alguno en La Moncloa o en Palacio, como dicen los cursis, son empleados a sueldo.

Hay uno que se siente muy contento, porque asegura que se reúne una vez al mes con él. He de reconocer que siempre me ha sorprendido el nivel de servilismo abyecto al que puede llegar mucha gente. Ayuso acabó con las expectativas sanchistas en Madrid, expulsó de la política activa a Pablo Iglesias y ahora se ha llevado por delante, nada más y nada menos, que al fiscal general. Sánchez y sus titiriteros esperaban acabar con ella e impulsaron la campaña más sucia que hemos vivido desde la Transición. En cualquier país de nuestro entorno, un escándalo de estas características habría provocado la dimisión del presidente del Gobierno. Lo normal es que García Ortiz dimita este lunes. Conde-Pumpido declarará inconstitucional la sentencia y sus letrados de adscripción temporal se han puesto a trabajar en ello. Con el bajo nivel de las mariachis, están muy crecidos y son muy presuntuosos a pesar de sus pobres currículos. Nada que ver cuando eran por oposición. Ahora basta con el dedazo pumpidiano.

Francisco Marhuenda. De la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España. Catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)