Al portador

Otros 200.000 millones y tragedia judío-árabe

«España, si Sánchez sigue en La Moncloa, gastará en 2024 la friolera de 200.000 millones más que cuando llegó en 2018»

Frédéric Bastiat (1801-1850), francés, uno de los grandes economistas liberales del siglo XIX, que utilizaba ejemplos hilarantes para explicar sus teorías, defendía que «el Estado –Gobierno– es la gran entidad ficticia mediante la cual todos buscan vivir a costa de los demás». Añadía que se «olvida que el Estado –Gobierno– quiere vivir a costa de todos». Hay episodios sangrantes y algunos trágicos que parecen darle la razón. Argentina desde hace decenios y Venezuela desde Chávez son paradigmas de Estados en los que todos persiguen vivir a costa de los demás y el Gobiermo de todos. No es muy diferente lo que ocurre en Gaza, donde la dictadura teocrática –sin derechos para las mujeres, que es algo que parece ignorar Ione Belarra– vive de todo tipo de ayudas y mantiene a la población, que crece de forma exponencial, en la miseria, dependiente de subsidio y, en definitiva, limosnas. En la misma tierra, el Estado de Israel, más allá de sus posibles excesos, que también ha contado con ayudas económicas importantes, ha creado un país próspero y puntero en tecnología. Ahora, los terroristas de Hamás han encendido una mecha que nadie sabe quién ni cómo se podrá apagar.

El Gobierno de Sánchez, casi al mismo tiempo, ha enviado a Bruselas el llamado Plan Presupuestario 2024, del que se extraen conclusiones jugosas. El Gobierno prevé gastar el próximo año la friolera de 694.268 millones de euros, es decir casi 200.000 más –192.771 millones es la cifra exacta– que en 2018 cuando el líder del PSOE accedió, por la vía redondista, a La Moncloa. En ese periodo, también habrá gastado 439.033 millones más de lo que ha ingresado que, claro, se han convertido en deuda. Ahora Calviño y Montero hacen equilibrios para conseguir 6.000 millones más, que es lo que reclama Bruselas que se reduzcan los gastos para cuadrar las cuentas. No debería ser complicado recortar algo menos del 1% los gastos, pero eso, claro, significa menos subvenciones y ayudas que, en España no llegan a los casos de Argentina, Venezuela o Gaza, aunque el 80% de los españoles ya recibe más de lo que paga en impuestos. La realidad suele ser terca y, en este caso, con la tragedia judio-palestina de fondo y con otros ejemplos, menos sangrientos, le da la razón a Bastiat.