«De Bellum luce»
La reconversión de Sánchez entre los poderosos
En Moncloa están convencidos de que Sánchez es tan persuasivo que en esta ronda de encuentros con los mismos que demonizaba hace unos meses será capaz de convencerles de que es un presidente en el que pueden confiar
Anda el presidente del Gobierno ocupado en convencer a los agentes económicos, que Yolanda Díaz tiene etiquetados como «demonios» del progresismo, de que no deben preocuparse de nada. Ni del acuerdo de coalición, ni de amenazas fiscales, ni, por supuesto, de cesiones al independentismo que amenacen la estabilidad jurídica, y, en consecuencia, la atracción de inversión y el movimiento de capital, que, a fin de cuentas, es lo que más importa en estos despachos de poder.
De arrinconarles en la campaña electoral, de describirles como capitalistas avariciosos y responsables de la pobreza que sigue existiendo en España, pese a los esfuerzos de su Gobierno, ahora Sánchez vuelve a ponerse el traje de la pandemia, y con el coro de todos sus fontaneros monclovitas ha puesto en marcha otra campaña de seducción del poder económico español para que sigan callados con respecto a la amnistía y las «mesas» con verificadores internacionales, y se centren en hacer lo que mejor saben hacer, sin temer porque su Gobierno vaya a poner en peligro inversiones ni recepción de talento.
En Moncloa están convencidos de que Sánchez es tan persuasivo que en esta ronda de encuentros con los mismos que demonizaba hace unos meses será capaz de convencerles de que es un presidente en el que pueden confiar. Repartirá favores, amaga con matizar impuestos a las energéticas e incluso a la banca, pero lo que no aclara Sánchez, ni falta cree que haga, es cómo se compatibiliza esto con una vicepresidenta y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, a la que se le ha roto por la izquierda el pastiche de Sumar, ni tampoco con un programa de coalición que lleva la firma de Pedro y de Yolanda, y que tiene muy poco que ver con lo que va contando el presidente entre los mandamases de nuestra economía.
El coro que acompaña a Sánchez va contando también que no hay que preocuparse por Yolanda porque ella es consciente de que hay que atender las presiones de las empresas que amenazan con desinvertir y marcharse de España. El pragmatismo como regla de conducta después de ir a unas elecciones generales a lomos del caballo populista.
La ventaja del presidente es que, como escriba del BOE, todos los que le van poniendo a caldo por sus acuerdos con Puigdemont están dispuestos a hacer de tripas corazón si al final logran colar sus demandas, que en muchos casos responden a intereses de parte. Y Puigdemont puede ofender muchísimo, pero más que el principio de igualdad o de la estabilidad del modelo territorial importa que la economía no se pare por los prejuicios «sectarios» de la ministra de Trabajo. Amén.
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