Emociones

Yellow Day o cómo hablar de felicidad en tiempos difíciles

En contraposición al Blue Monday, que está considerado como el día más triste, hoy, 20 de junio se considera el día más feliz del año en el hemisferio norte, principalmente por el aumento de las temperaturas y de las horas de luz y por la cercanía de las vacaciones.

Suena a creación comercial y marketiniana pero, realmente, la fórmula para determinar esta fecha fue creada por psicólogos y meteorólogos. Según estos expertos, las temperaturas medias cercanas a los 20 o 21 grados nos sientan mejor y los días más largos hacen que nuestro ánimo aumente considerablemente. La paga extra de verano y la perspectiva de las vacaciones, también influyen. Pero, claramente, nada es lo que debería de ser en este 2020, un año qué, como dice un original meme, parece escrito por Stephen King y producido por Quentin Tarantino.

Aun así, y dentro de la gravedad de la situación que vivimos, quizá si podamos estar viendo algunos “brotes verdes” de felicidad. El fin del estado de alarma y de la limitación de movimiento, la esperanza de retomar poco a poco la vida donde la habíamos dejado, la perspectiva del verano... todo coincide en estas fechas de solsticio de verano para darnos una sensación de alivio.

El gran viernes

“Este Yellow day o Día más feliz del año viene dado más por la expectativa que por la realidad. Es como la sensación de estar ante un “gran viernes”, ese día que inaugura un fin de semana en el que comienzan las vacaciones, o nos vamos de viaje, o tenemos planes atractivos”, señala José Antonio López, psicólogo de la Universidad Complutense de Madrid y doctor en Neurociencia. El fin de la desescalada, la posibilidad de ampliar nuestros escenarios y, sobre todo, hacerlo en compañía de nuestros seres queridos, es lo más parecido a un gran viernes que hemos tenido en meses. Aun así, no es fácil esto de ser feliz en estos tiempos, y la causa está en nuestra propia naturaleza. “El ser humano funciona entre el binomio placer-dolor de un modo nada equilibrado: un disgusto pesa mucho más que una satisfacción. Por eso, esta situación nos ha dejado con un balance asimétrico, qué costará remontar”, añade.

Distintas velocidades

Obviamente, no todos vamos al mismo ritmo emocional en esta desescalada. López habla de tres grupos, y cada uno de ellos avanza a una velocidad distinta, según hayan sido sus vivencias. “El primer grupo es el de personas mayores, que son las más vulnerables a la enfermedad, las mas conservadoras con los riesgos que asumen y las tienen más miedo y menos sensación de control. Por ello, son las más reticentes a retomar su estilo de vida pre-pandemia, que es el que les puede traer algo de felicidad. El segundo grupo es el de la población en edad madura, qué se adapta a la situación y poco a poco va flexibilizando, “abriendo la mano” y buscando sus momentos de felicidad en la socialización. Y el tercero es el de los jóvenes, cuya sensación de inmortalidad se ha exacerbado por la escasa incidencia del virus en su rango de edad, y que, además, son capaces de disfrutar la vida sin preocupación”.

Desde un punto de vista práctico, si queremos avanzar hacia un mayor bienestar, el experto ofrece dos consejos clave: relativizar y recordar que, aun en situaciones de dificultad excepcional como esta,tenemos la capacidad de narrar y construir nuestra realidad en positivo.

¿Cómo lo hacemos?

Ya sabemos lo complicado que es esto de la felicidad... algunos tienen claro lo que significa, otros se desenvuelven en ella con total normalidad, y para otros ni siquiera existe. Seas como seas, creas en ella o no, aquí van una serie de consejos para que te permitas disfrutar un poco más de la vida (todo ello, respetando las medidas de seguridad):

  • Socializa. Queda con amigos, familia, compañeros, ex-compañeros,... Vernos en persona es lo que más hemos echado de menos durante el confinamiento y lo primero que queríamos hacer cuando se acabara. ¡Aprovéchalo! Si hemos esperado tanto para hacerlo, es porque vale la pena. Ríete, comparte, haz planes... y disfruta de momentos distendidos y sin preocupaciones.
  • Date pequeños caprichos. Ahora que podemos disfrutar todo lo que no hemos podido durante estos tres meses podemos permitirnos ciertas licencias. Ve a tu restaurante favorito, cómprate ese detalle, reserva ese masaje... ¡Quiérete!
  • Duerme más. No es fácil, pero es efectivo. Un estudio reciente ha demostrado que dormir menos de lo normal reduce los pensamientos positivos. Y ahí comienza un círculo vicioso, ya que tener menos emociones positivas tienen un gran impacto en la salud mental.
  • Mantén tus hábitos saludables. Si durante el confinamiento has empezado a comer mejor, o hacer yoga, o a meditar, o a practicar cualquier otra actividad que te haga sentir bien, mantenla. Si no has tenido ganas de emprender nada nuevo, quizá ahora sea el momento de hacerlo.
  • Disfruta de la luz del sol. La luz solar provoca la liberación de serotonina, que estimula la circulación sanguínea y refuerza el sistema inmunológico. Después de todo este tiempo “a la sombra”, ¡sal al sol! Eso, sí, siempre con protección.