Sociedad

SARS-CoV-2

¿Por qué las variantes “de preocupación” son más infecciosas y se propagan más rápidamente?

La clave está en la mutación D614G, común en la británica, la brasileña y la sudafricana, que hace que la proteína de pico del virus sea más estable y se acople mejor al receptor ACE de nuestras células, según una investigación publicada en Science.

Fachada del Hospital Infantil de Boston, donde trabaja el equipo de científicos que ha realizado esta investigación.
Fachada del Hospital Infantil de Boston, donde trabaja el equipo de científicos que ha realizado esta investigación.larazon

La amenaza de las nuevas variantes del SARS-CoV-2, en especial las denominadas “de preocupación” (VOC, por sus siglas en inglés) continúa enturbiando el optimismo que han traído las vacunas. Su rápida propagación, su mayor capacidad infectiva y la confirmación de que alguna de ellas, la sudafricana en concreto, pueden ser resistente al efecto inmunizador del suero de Pfizer- BioNtech, estánponiendo el peligro las esperanzas de control de la pandemia. Moderna, por su parte, estudia un refuerzo contra esta variante, y tanto la de Astrazeneca como la de la biotecnológica americana Novavax (que llegará a Europa en el segundo semestre de 2021) no llegan al 50% de eficacia contra esta variante.

En este contexto, un nuevo trabajo del Hospital Infantil de Boston (Estados Unidos) evidencia que la mutación D614G presente en las variantes británica, sudafricana y brasileña, hace más estable a la proteína de pico del SARS-CoV-2, lo que le permite unirse a los receptores ACE2 de nuestras células, haciendo que el virus sea más infeccioso y se propage más rápidamente.

En el virus original, las proteínas de los picos se unían al receptor ACE2 y luego cambiaban drásticamente de forma, plegándose sobre sí mismas. Esto permitía al virus fusionar su membrana con la de nuestras células y entrar en ellas. Sin embargo, como ya detallaron en un estudio en julio de 2020, los picos a veces cambiaban prematuramente de forma y se deshacían antes de que el virus pudiera unirse a las células. Si bienesto ralentizaba el virus, el cambio de forma también dificultaba la contención del virus por parte de nuestro sistema inmunitario. “Como la proteína original de la espiga se disociaba, no servía para inducir una fuerte respuesta de anticuerpos neutralizantes”, apuntan los investigadores.

Para la realización de este estudio, publicado en la revista Science, los científicos tomaron imágenes de los picos con microscopía electrónica criogénica (crio-EM), que tiene resolución hasta el nivel atómico. Cuando analizaron la proteína mutante de la espiga, descubrieron que la mutación D614G estabiliza la espiga al bloquear el cambio de forma prematuro. Curiosamente, la mutación también hace que las espigas se unan más débilmente al receptor ACE, pero el hecho de que las espigas sean menos propensas a deshacerse prematuramente hace que el virus sea en general más infeccioso. “Digamos que el virus original tiene 100 espigas. Debido a la inestabilidad de la forma, es posible que sólo el 50% de ellas sea funcional. En las VOC, puede haber un 90% de ellas funcionales, por lo que, aunque no se unan tan bien, las posibilidades de infección son mayores”, explican.

De este modo, los investigadores aluden a las necesidad de contar con “vacunas ARNm multivariantes” o vacunas de segunda generación, que son aquellas vacunas que ya incorporan en sus “re-diseños” otras variantes. “La forma más estable de la espiga debería hacer que cualquier vacuna basada en ella (como las de Moderna, Pfizer y Janssen) tenga más probabilidades de provocar anticuerpos neutralizantes protectores”, concluyen.