Opinión

El PSOE apoyó la ley sanitaria que hoy quiere tumbar

El PSOE de hoy le hace un flaco favor al sistema al obstaculizar los conciertos con la privada y las concesiones

La ministra de Sanidad, Carolina Darias; la ministra portavoz, Isabel Rodríguez; y la ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant, comparecen después de que el Gobierno inicie la tramitación de la Ley de Equidad, Universalidad y Cohesión del Sistema Nacional de Salud
La ministra de Sanidad, Carolina Darias; la ministra portavoz, Isabel Rodríguez; y la ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant, comparecen después de que el Gobierno inicie la tramitación de la Ley de Equidad, Universalidad y Cohesión del Sistema Nacional de SaludJesús HellínEuropa Press

Hace alrededor de 25 años, tuve la oportunidad de seguir de cerca la gestación y posterior aprobación de la Ley 15/1997 de nuevas formas de gestión sanitaria. Aquella norma era un intento desesperado del entonces ministro José Manuel Romay y del presidente del Insalud, Alberto Núñez Feijóo, de inyectar aire en los anquilosados centros sanitarios españoles. La rigidez de sus normas de funcionamiento lastraban la asistencia e impedían una modernización que ya se antojaba imprescindible por aquellas fechas. Aunque de forma tibia, la ley permitía introducir ciertos elementos del Derecho Privado en la prestación sanitaria y daba carta de naturaleza a nuevas formas gestoras y a los llamados hospitales concesionales, como el que entonces se fraguaba en Alcira. A diferencia de hoy, el PSOE de aquella época tenía altura de miras.

Tras 14 años en el poder, el partido había perdido las elecciones con el PP de Aznar, pero sus dirigentes eran sabedores de los problemas que ya arrastraba la Sanidad y apostaron por hacer oposición de Estado en este área. En un ejercicio de responsabilidad poco valorado, su portavoz sanitaria, la ex ministra Ángeles Amador, y su equipo, apoyaron la norma y esta salió adelante solo con el rechazo de IU y BNG. Esa ley es la que va a ser tumbada por los herederos de aquel PSOE, lo que supone una vuelta al pasado y un estrangulamiento de la Sanidad pública a la que se dice defender.

Aunque afortunadamente no ha sucumbido a las diatribas de Unidas Podemos, el PSOE de hoy le hace un flaco favor al sistema al obstaculizar los conciertos con la privada y las concesiones. Con 700.000 pacientes en lista de espera, y en medio de fuertes protestas profesionales, la nueva norma puede ser la tumba del sistema.