Alimentación

La obesidad daña los genes incluso después de haber adelgazado

Un estudio publicado en «Science» confirma que la grasa deteriora el sistema inmune incluso años después de adelgazar

La obesidad deteriora el sistema inmune
La obesidad deteriora el sistema inmuneEnric FontcubertaAgencia EFE

Está más que demostrado que la obesidad no es una buena compañera de viaje. Y ahora hay una nueva razón para poner en la balanza a la hora de pensar en adelgazar, ya que se ha demostrado que desarrollar obesidad por culpa de una dieta rica en grasas produce cambios epigenéticos y deteriora la inmunidad innata de nuestro organismo, lo que puede hacernos más vulnerables y desencadenar la aparición de enfermedades inflamatorias. Y la gran novedad es que estos cambios dejan huella incluso años después de haber logrado adelgazar, tal y como confirma un nuevo estudio publicado hace unos días en la prestigiosa revista científica «Science».

«Se trata de un estudio realizado por un grupo científico de solvencia y, aunque se ha demostrado en ratones, tiene gran valor por los resultados obtenidos», reconoce Marcos López Hoyos, presidente de la Sociedad Española de Inmunología (SEI).

En esta línea, Ana Belén Crujeiras, vocal de la Sociedad Española de Obesidad (Seedo), destaca que este trabajo «plantea un tema muy importante, poniendo de manifiesto el daño a nivel molecular que induce el seguir hábitos poco saludables como el consumo elevado de alimentos ricos en grasas saturadas desde edades tempranas y la consecuente obesidad y disfunción del tejido adiposo que se desencadena. Este daño a nivel molecular, como son las marcas epigenéticas aberrantes que induce esta situación, se asocia con mayor riesgo de padecer otras enfermedades relacionadas con la obesidad, como es en el caso de este estudio, la degeneración macular».

Y es que, haber estado obeso «deja secuelas a largo plazo porque se producen alteraciones epigenéticas incluso cuando se normaliza el metabolismo. La hipótesis es que la respuesta inmune innata está sometida a un estímulo inflamatorio permanente que la hace más débil, siendo más proclives al desarrollo de neuroinflamación, inflamación vascular y otras enfermedades», advierte López Hoyos.

Estas nuevas evidencias científicas se suman a otras previas que confirman que las personas con obesidad se encuentran en un estado de inflamación crónico de bajo grado. Y esto no es baladí, ya que «el hecho de tener un sistema inmune deficitario se asocia con la mayor predisposición a padecer infecciones virales, mayor riesgo de sufrir cáncer y mayor velocidad de envejecimiento», asegura Crujeiras. Sin embargo, «hasta el momento no hay estudios que evidencien que el efecto del exceso de peso sobre el sistema inmune es permanente en humanos», advierte Crujeiras, quien asegura que «sí se sabe que tras la pérdida de peso mejoran los parámetros relacionados con el sistema inmune. Pero no se conoce si este efecto perdura en el tiempo. Es necesario realizar más estudios para comprobar si el efecto beneficioso de una terapia para perder kilos sobre el sistema inmune continúa una vez se ha conseguido mantener un peso saludable».

¿Cómo adelgazar?

Por todo ello, los expertos coinciden en que la herramienta más eficaz es la prevención del sobrepeso. «Para ello debemos seguir un patrón de alimentación sano, basado en el consumo elevado de frutas y verduras, pescado tres veces por semana, carnes magras dos veces por semana, reducir al mínimo el consumo de alimentos azucarados y ricos en grasas saturadas, como pueden ser los ultraprocesados, bollería industrial y comidas preparadas. Consumir alimentos ricos en grasas saludables, como el aceite de oliva, los frutos secos, el aguacate o el pescado azul. Además del patrón de alimentación, es importante evitar el sedentarismo, tratando de estar activos a lo largo del día y practicar actividad física. En definitiva, se trata de seguir un patrón basado en la dieta mediterránea o la dieta atlántica», aconseja Crujeiras.