La ciencia responde

¿Las alergias se disparan porque nos duchamos demasiado y tenemos mayor higiene?

Un estudio de la Universidad de Columbia pone en duda una de las principales teorías que explican por qué cada vez hay más personas alérgicas en el mundo

Harvard explica por qué no debes ducharte todos los días: existen riesgos para la salud
Harvard explica por qué no debes ducharte todos los días: existen riesgos para la saludDreamstime

El aumento de las alergias por todo el mundo es ya vertiginoso. Desde hace al menos dos décadas, las consultas médicas por alergias a los alimentos se han triplicado en España. Pero no solo se han incrementado las reacciones hacia los alimentos, sinos todas en general. De hecho, el número de niños con enfermedades alérgicas aumenta un 2% cada año en nuestro país, y cada vez más personas adultas y ancianas tampoco desarrollan alergias.

Aunque cada vez tenemos mejores dispositivos de diagnósticos y tratamientos más efectivos para mejorar la calidad de vida de los pacientes, hay un problema raíz. Y es que, de momento, la investigación en inmunología no ha conseguido descubrir por qué desarrollamos alergias a ciertos alimentos o a factores ambientales como el polvo o el pelo de algunos animales. Por lo tanto, también desconocemos por qué están subiendo cada vez más.

Las hipótesis apuntan a distintas direcciones. Unos dicen que el aumento de los últimos años podría ser una consecuencia del confinamiento derivado de la Covid-19. Otros, que es necesario tener en cuenta las predisposiciones genéticas. Por otro lado, muchos han aludido al exceso de higiene como la principal causa para el incremento de las alergias.

La teoría a grandes rasgos es: como cada vez somos más limpios como sociedad, nos falta contacto con gérmenes. Que como nos duchamos demasiado, nos lavamos y aseamos mas que nunca, y nuestras casas son limpias, es como si nuestro sistema inmune estuviera aburrido y le faltara "práctica".

Sin embargo, un nuevo estudio ha llamado la atención precisamente por ser el primero que pone en tela de juicio esta hipótesis, a pesar de ser una de las más apoyadas para explicar por qué cada vez hay más personas alérgicas en el planeta. En concreto, los hallazgos de este equipo de Columbia, así como de Suecia o Alemania, hacen tambalear la relación entre aumento de las alergias y el asma con la higiene moderna.

Las alergias son cada vez más frecuentes
Las alergias son cada vez más frecuentesLa Razón

"Nuestro estudio no contradice directamente la hipótesis de la higiene. Sin embargo, creo que es el primer estudio de prueba de concepto que confirma que las diversas exposiciones microbianas y las infecciones no son los factores únicos ni principales que impulsan el drástico aumento de las enfermedades alérgicas", afirma Stephan Rosshart, autor del estudio.

Tras criar ratones de laboratorio en entornos seminaturales con abundante microbioma, Rosshart y sus colegas descubrieron que su trabajo "puede ayudar a recalibrar la visión de los científicos sobre la hipótesis de la higiene, incitando al campo a examinar más de cerca otros factores como la vida en interiores, la actividad física, los contaminantes y los compuestos químicos presentes en el mundo moderno", añadió Rosshart.

Una historia de mucha higiene

La hipótesis de la higiene dicta que, a medida que el mundo se fue higienizando, las personas se encontraron con menos gérmenes y parásitos. Esta falta de estímulo para el sistema inmunitario hizo que los glóbulos blancos se comportaran de forma disfuncional. A favor de esta idea parecen estar el aumento de las alergias a la fiebre del heno y a otras plantas, así como trastornos como el eccema y el asma.

"Pero en realidad no es tan sencillo como parece", afirma Jonathan Coquet, otro de los autores y profesor del Karolinska Institutet (Suecia). "Todavía estamos lejos de saber con precisión cómo los distintos microbios pueden tener un impacto beneficioso en nuestra salud y de utilizar este conocimiento en nuestro beneficio".

Por ejemplo, las crecientes tasas de niños con asma en América y Europa empezaron a aparecer en los años sesenta, pero prácticas como lavarse las manos y ducharse ya eran frecuentes en los años veinte. Así pues, la higiene y las interacciones microbianas no pueden ser los únicos factores causantes de las afecciones.

"La razón de este aumento de las enfermedades alérgicas en el mundo moderno aún no está muy clara", subraya Junjie Ma, primer autor del artículo en la Universidad de Columbia, especializado en estudiar cómo la microbiota puede afectar a las células inmunitarias.

Ratones, microbios y alergias

Para intentar descubrir este mecanismo, el grupo utilizó crías de ratón. Por un lado, un grupo de roedores de laboratorio genéticamente modificados y libres de patógenos. Por otro, ratones silvestres. Colocaron a ambos grupos en entornos seminaturales con heno, compost y partículas contaminadas.

A medida que los ratones jóvenes crecían y se entremezclaban, ganaban diversidad en el microbioma y sus sistemas inmunitarios recibían muchos estímulos. "Los ratones estuvieron expuestos desde el momento de nacer, ya que se cree que la exposición microbiana de los recién nacidos y los lactantes desempeña el papel más importante en la protección frente a las alergias", explica Coquet.

Él y los demás expusieron a los ratones a varios alérgenos, como extracto de ácaros del polvo doméstico o un hongo irritante de las vías respiratorias. El resultado fue sorprendente: los ratones silvestres tuvieron respuestas inmunitarias similares a las de sus homólogos de laboratorio de ambiente estéril. Esto es: ambos produjeron sustancias que puede producir síntomas de enfermedad alérgica y asma.

De cara al futuro, los investigadores tienen previsto seguir investigando el papel de los microbios en el desarrollo de la alergia. En concreto, planean exponer a los bebés a un subconjunto de parásitos. Por otro lado, queda probar el experimento en otros tipos de alergia, como el eccema y las alimentarias.

En última instancia, según Rosshart, la principal conclusión del estudio gira en torno al concepto de la salud como un estado polifacético con factores compuestos o "pequeñas cosas", que incluyen la genética, la exposición microbiana y las condiciones ambientales. "La ciencia deberá desentrañar estas 'pequeñas cosas' y poner la información a disposición del dominio público", concluye.