Alimentación
¿Es saludable tomar café instantáneo todas las mañanas?
Su particular forma de procesamiento hace que el café instantáneo tenga algunos efectos diferentes sobre nuestro organismo:
Los madrugones y las prisas son el condimento que da sabor a las mañanas de muchas personas. Muchos de los que se encuentran en esta situación optan por una solución socorrida, económica y simple: el café instantáneo. La gran virtud de este producto es que, a diferencia del café convencional, no demanda llenar el depósito de agua, colocar los filtros, calcular la cantidad de café que queremos incorporar, etc. Lo único que tenemos que hacer para preparar un café instantáneo es añadir una cucharadita de café en polvo a una taza de café caliente. Es tan conveniente y tan cómodo que muchos toman varias tazas de este café instantáneo a lo largo del día. Por ese motivo, la pregunta obligada es ¿hasta qué punto es saludable su consumo?.
¿Tan saludable como el café convencional?
El café, cuando se consume con moderación y de manera regular, puede tener varios beneficios para la salud. Por ejemplo, se ha observado que los bebedores de café tienen un menor riesgo de muerte por enfermedades coronarias, accidentes cerebrovasculares, diabetes y enfermedades renales. Además, el consumo de café podría reducir la probabilidad de desarrollar ciertos tipos de cáncer, como el colorrectal.
Por lo mismo, aunque en sentido contrario, también es conocido que el café puede tener algunos efectos negativos en la salud, sobre todo relacionados con la hipertensión. Sin embargo, estos efectos positivos y adversos no son los únicos que podemos encontrar en el café soluble. Su particular forma de procesamiento hace que el café instantáneo tenga algunos efectos diferentes sobre nuestro organismo.
¿Qué es realmente el café instantáneo?
En esencia, el café instantáneo es un extracto en polvo de café. O sea, que su preparación se basa en los mismos granos que usaríamos para preparar el café convencional, aunque está más concentrado. Para hacer este extracto se utilizan fundamentalmente dos técnicas. Por un lado, está el secado por atomización, y por otro, la liofilización.
El secado por atomización es el método más común para la obtención de café instantáneo, sobre todo porque con la tecnología adecuada es más barata su producción a gran escala. Este método consiste en pasar la infusión de café por un atomizador y someter a las gotas, ahora dispersas, a un chorro de aire muy caliente. Las partículas de aire se evaporar de forma instantánea, dando como resultado el polvo fino que encontramos en los sobres de café soluble.
En cuanto al procesado por liofilización, este método comienza congelando el café a unos 40 grados bajo cero. Después se coloca el café congelado en una cámara de secado donde se crea un vacío. El cambio brusco de temperatura, sumado al vacío en la cámara, permite que se produzca el proceso que conocemos como “sublimación”, que permite que el agua pase directamente del estado sólido al gaseoso. Lo que queda después de la sublimación son los granos de café instantáneo.
Menos estimulante
La cafeína, cuando no se trata con cuidado y se consume en exceso puede causar insomnio y alterar el sueño al afectar el sistema nervioso. También puede provocar ansiedad, irritabilidad y estrés, ya que la cafeína puede imitar y modificar las funciones de la adenosina, un químico que influye en nuestras sensaciones de fatiga y sueño, haciéndonos sentir más cansados y somnolientos de lo normal. Sin embargo, cuando se consume con moderación, la cafeína presente en el café también puede proteger contra enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson y el Alzheimer.
Estos efectos, tanto los positivos como los negativos, serán menos acusados en el café instantáneo que en el café normal, porque el café instantáneo tiene generalmente menos cafeína que el café convencional. Una taza de café instantáneo, preparada con una cucharadita de polvo, puede contener entre 30 y 90 mg de cafeína, mientras que una taza de café normal tiene entre 70 y 140 mg. Dado que la sensibilidad a la cafeína varía entre individuos, el café instantáneo puede ser una mejor opción para aquellos que necesitan disminuir su consumo de cafeína.
La acrilamida, un peligro escondido
Otra diferencia notable entre el café instantáneo y el café convencional es que el primero contiene una dosis sustancialmente más alta de acrilamida, que es una sustancia química que se forma en los alimentos ricos en azúcares y un aminoácido llamado asparagina se cocinan a temperaturas muy altas, superiores a 120 °C en condiciones de baja humedad. Es de sobra conocido el caso por ejemplo de las tostadas, que suelen ser acusadas de ser poco saludables gracias a su presencia de acrilamida.
Según un estudio llevado a cabo en ratas en el 2002 para establecer las repercusiones para la salud de la presencia de acrilamida en los alimentos, existe una relación directa entre la exposición a esta sustancia y la aparición de cáncer en las ratas. Es importante señalar que, para que la acrilamida fuese capaz de provocar la aparición de un tumor en las ratas, fue necesario que ingiriesen unas cantidades bastante elevadas y durante bastante tiempo.
Aunque no existe una evidencia definitiva, la mayoría de los organismos y profesionales se inclinan por ser prudentes y recomiendan evitar el consumo innecesario de acrilamida. De hecho, la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), dependiente de la OMS, ha clasificado esta sustancia como "posible carcinogéno para los seres humanos".
Es importante saber que el café instantáneo puede contener hasta el doble de acrilamida en comparación con el café recién hecho. Sin embargo, la cantidad de acrilamida que se ingiere a través del café es significativamente menor que las cantidades consideradas dañinas incluso por los organismos de salud más alarmistas. Por lo tanto, el consumo de café instantáneo no debería generar preocupaciones significativas sobre la exposición a la acrilamida.
No es solo café
Un último matiz que hay que tener en cuenta es que el café instantáneo no es únicamente un producto ‘procesado’, sino un ‘ultraprocesado’. En la mayoría de los casos, el café se somete al proceso de secado por atomización, causando la pérdida de gran parte de su aroma y sabor. Para compensar esto, los fabricantes suelen agregar una cantidad considerable de colorantes, saborizantes y aromatizantes. Estos ingredientes hacen que el producto resultante sea muy atractivo para los ojos, la nariz y las papilas gustativas, pero lo hacen menos saludable que el café convencional.
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