Salud
Identifican los tres factores que más aceleran el envejecimiento del cerebro, según Oxford
Las conexiones neuronales se deterioran con la edad. Ahora, una investigación pionera publicada en 'Nature' basada en los escáneres de casi 40.000 personas explica por qué
Sabemos cuáles son los factores de riesgo que pueden hacer que nuestro cerebro sufra un envejecimiento acelerado. Lo que no se sabía hasta ahora, o no con tanta solidez, es cuáles son los principales.
Conocemos la existencia de un amplio abanico de condicionantes que aumentan la probabilidad de que nuestras conexiones neuronales se deterioren, lo que favorece la aparición de enfermedades degenerativas como la demencia.
Entre los factores que incrementan el riesgo de que nuestro cerebro envejezca más rápido y acabemos sufriendo una enfermedad neurológica, caben destacar: la genética, la edad, la diabetes, la hipertensión, el exceso de peso, fumar, consumir alcohol, el sedentarismo, el aislamiento social o la depresión. Pero, si tuviéramos que establecer una escala de mayor a menor impacto, ¿cuál pondríamos por encima y cuál por debajo?
Identificar tres grandes factores de riesgo específicos que aceleran el envejecimiento del cerebro es, grosso modo, lo que ha logrado un nuevo estudio liderado por la prestigiosa Universidad de Oxford publicado en Nature Communications. Para hallar los resultados, los científicos se centraron las regiones más débiles del cerebro, que ya son especialmente vulnerables a la enfermedad de Alzheimer y la esquizofrenia.
Y es que, según los científicos de Oxford, tenemos un «punto débil» en este órgano que residen en el interior de nuestro cráneo. Se trata de una red específica de regiones de orden superior que no sólo se desarrollan más tarde durante la adolescencia, sino que también muestran una degeneración más temprana en la vejez.
Estas conexiones ayudan al cerebro a procesar e integrar «trozos de información a través de diferentes modalidades, a través de diferentes sentidos», explica Gwenaëlle Douaud, profesora asociada de la universidad británica y coautora del estudio. Pero «son las primeras en desaparecer cuando empezamos a envejecer».
El nuevo trabajo investigó cuáles son las influencias que contribuyen a la vulnerabilidad de las regiones cerebrales más frágiles. Para ello, examinaron los escáneres cerebrales de 40.000 personas adultas británicas de entre 44 y 82 años. Los datos se extrajeron de participantes del Biobanco del Reino Unido, un repositorio con los datos de más de medio millón de ingleses.
«Lo que intentamos hacer es decir: ¿Cuáles son los factores comunes de riesgo de demencia que afectan a estas regiones?», señala Douaud. ¿Y qué descubrieron? Que la diabetes, la contaminación atmosférica y el consumo de alcohol podrían ser los principales factores de riesgo de demencia, según los resultados. Eso sí: «Estos son los tres más dañinos, pero luego, obviamente, los otros, tienen un efecto», señala la profesora.
En total, el estudio examinó 161 factores de riesgo modificables, como la tensión arterial, el colesterol, la diabetes, el peso, el consumo de alcohol, el tabaquismo, el estado de ánimo, la inflamación, la contaminación, la audición, el sueño, la socialización, la dieta, la actividad física y la educación.
De todos ellos «el diagnóstico de diabetes, la cantidad de dióxido de nitrógeno en el aire y la frecuencia con la que se bebe alcohol (de nunca a todos los días, o casi todos los días) resultaron ser los tres factores de riesgo más perjudiciales para estas regiones del cerebro», según Douaud.
En concreto, cada uno de estos tres condicionantes tiene un efecto que duplica aproximadamente el de los demás factores de riesgo principales. Los siguientes factores de riesgo más importantes son el sueño, el peso, el tabaquismo y la tensión arterial.
Además, los investigadores identificaron siete grupos genéticos que afectan a estas partes vulnerables del cerebro, algunos de los cuales también están asociados a las enfermedades de Parkinson y Alzheimer.
Variaciones genéticas implicadas en la región más frágil del cerebro
«Hemos descubierto que varias variaciones en el genoma influyen en esta red cerebral, y están implicadas en muertes cardiovasculares, esquizofrenia, Alzheimer y Parkinson. También dos de nuestros siete hallazgos genéticos se encuentran en un grupo sanguíneo del genoma poco conocido, el escurridizo sistema de antígenos XG, lo que supuso un hallazgo totalmente nuevo e inesperado», añade Douaud.
«Esa región es muy atípica porque la comparten tanto los cromosomas sexuales X como Y. Esto es realmente intrigante, ya que no sabemos mucho sobre estas partes del genoma. Nuestro trabajo demuestra que es beneficioso seguir explorando este terreno de incógnitas genéticas», coincide el profesor Lloyd Elliott, coautor de la Universidad Simon Fraser de Canadá.
Se trata de un descubrimiento relevante, en un mundo donde más de 55 millones de personas viven con demencia. A esto hay que sumar que se prevé que esa cifra aumente hasta 153 millones en 2050, según la Organización Mundial de la Salud.
La diabetes y el consumo de alcohol «se han asociado sistemáticamente al deterioro cerebral y cognitivo», escriben los investigadores en el estudio de Nature. Y cada vez hay más pruebas de que la exposición a la contaminación atmosférica es un factor de riesgo de deterioro cognitivo y demencia.
Esta investigación arroja luz sobre algunos de los factores de riesgo más críticos de la demencia y aporta información novedosa que puede contribuir a la prevención y a futuras estrategias de intervención específica. No obstante, esto no descarta la importancia del resto de factores de riesgo.
De hecho, un informe de la revista Lancet de 2020 sobre la demencia descubrió que una docena de factores de riesgo modificables, como la hipertensión, las deficiencias auditivas, el tabaquismo y la obesidad, representan en conjunto hasta el 40% de los casos de demencia en todo el mundo.
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