Hallazgo

Descubren cambios en el virus del VIH que abren la puerta a un nuevo enfoque de vacuna

Investigadores americanos dan un gran paso en el abordaje de la infección por VIH

Virus del VIH
Virus del VIHDreamstime

Aunque no se habla de ello, en España el VIH es un problema de salud pública muy importante. Los datos no dejan lugar a dudas, ya que se estima que en nuestro país viven más de 150.000 personas con VIH. Y no solo eso, ya que, además, diariamente entre 8 y 9 personas son diagnosticadas de VIH, lo que muestra que los programas de prevención resultan, todavía, insuficientes.

En este contexto, seguir avanzando de la mano de la ciencia es imprescindible. Y ahora se ha dado un paso más, ya que investigadores del Duke Human Vaccine Institute, en Estados Unidos, han descubierto cambios en el virus del VIH que abren la puerta a un nuevo enfoque de vacuna, tal y como se publica hoy en la revista científica "Science Advances".

En concreto, mientras el virus del VIH se desliza fuera de una célula humana para acoplarse y posiblemente inyectar su dañina carga de código genético, hay un momento espectacularmente breve en el que una pequeña parte de su superficie se abre para comenzar el proceso de infección. Ver esa estructura abrirse y cerrarse en apenas una millonésima de segundo les está dando a los investigadores del Duke Human Vaccine Institute un nuevo control sobre la superficie del virus que podría conducir a anticuerpos ampliamente neutralizantes para una vacuna contra el sida.

Detalles

La parte móvil es una estructura llamada glicoproteína de la envoltura, y los investigadores han estado tratando de descifrarla durante años porque es una parte clave de la capacidad del virus para acoplarse a un receptor de células T conocido como CD4. Muchas partes de la envoltura se mueven constantemente para evadir el sistema inmunológico, pero los inmunógenos de las vacunas están diseñados para permanecer relativamente estables.

"Todo lo que han hecho para tratar de estabilizar esta estructura no funcionará, debido a lo que hemos aprendido", asegura el autor principal Rory Henderson, biólogo estructural y profesor asociado de medicina en DHVI. “No es que hayan hecho algo mal; es sólo que no sabíamos que se movía de esta manera”, añade.

La investigadora postdoctoral y coautora del estudio, Ashley Bennett, ofrece una explicación detallada: cuando el virus busca su mejor punto de unión en una célula T humana, el receptor CD4 de la célula huésped es lo primero a lo que se adhiere. Esa conexión es lo que luego hace que la estructura de la envoltura se abra, lo que a su vez expone un sitio de unión del correceptor y ese es el evento que realmente importa''. Una vez que ambas moléculas del virus están unidas a la membrana celular, puede comenzar el proceso de inyección de ARN viral. "Si ingresa a la célula, la infección ahora es permanente", apunta Henderson. Y "si te infectas, ya habrás perdido el juego porque es un retrovirus", coincide Bennett.

La estructura móvil que encontraron los investigadores protege el sensible sitio de unión del correceptor del virus. "También es un pestillo para evitar que salte hasta que esté listo para hacerlo", asegura Henderson, quien hace hincapié en que "mantenerlo bloqueado con un anticuerpo específico detendría el proceso de infección''.

Para ver las partes virales en varios estados abiertos, cerrados e intermedios, Bennett y Henderson utilizaron un acelerador de electrones en el Laboratorio Nacional Argonne en las afueras de Chicago que produce rayos X en longitudes de onda que pueden resolver algo tan pequeño como un solo átomo. Pero este costoso equipo compartido tiene una gran demanda. Los investigadores recibieron tres bloques de 120 horas de tiempo con el sincrotrón para intentar obtener la mayor cantidad de datos posible en sesiones maratónicas.

Un gran paso

Investigaciones anteriores en otros lugares del mundo habían argumentado que se estaban diseñando anticuerpos para las formas incorrectas del virus y este nuevo trabajo muestra que probablemente era correcto.

"La pregunta ha sido ¿por qué, cuando inmunizamos, recibimos anticuerpos en lugares que se supone que están bloqueados?'', asegura Henderson. Parte de la respuesta debería residir en esta estructura particular y su cambio de forma. "Es la interacción entre la unión del anticuerpo y cuál es esta forma lo que es realmente crítico en el trabajo realizado", concreta Henderson. “Y eso nos llevó a diseñar un inmunógeno el día que regresamos del primer experimento. Creemos que sabemos cómo funciona esto”, avanza.