Opinión

Día Mundial del Superviviente de Cáncer: Abrazar el miedo

Los supervivientes de cáncer sufren temor, pero aprenden a convivir con esta compleja situación

Células cancerosas / Foto: Dreamstime
Células cancerosas / Foto: Dreamstimelarazon

Tener cáncer no es sinónimo de muerte. Dos términos que han estado unidos y aún siguen vinculados para muchos de nosotros. Esta asociación es una de las muchas ideas erróneas que subyacen en la mente colectiva sobre esta patología.

En un día como hoy, en el que se celebra el Día Mundial del Superviviente de Cáncer, reivindicamos las necesidades de las personas que están en proceso de superar una enfermedad oncológica, pero tenemos también que reivindicar que los avances de la investigación y la realidad de las cifras del cáncer se vaya implantando en la sociedad como lo está desde hace años en los entornos académicos y científicos.

En 2025 se espera que el número de adultos con un diagnóstico de cáncer aumente hasta los 296.103 casos, es un 3,3% más que en 2024, según el informe «Las cifras del cáncer en España 2025», elaborado por la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM) y la Red Española de Registros de Cáncer (Redecan).

Este estudio estima también que en el año 2050 alcanzaremos en nuestro país los 350.000 casos. Estos datos suponen que gran parte de las personas se verán afectadas o serán partícipes del proceso de enfermedad de algún conocido, allegado o familiar. Es importante conocer algunos datos: la tasa de supervivencia media es del 55% y tiene como objetivo alcanzar el 70% en adultos en 2030, y la del cáncer pediátrico se estima entre un 80-85%.

Los avances científicos en la última década han permitido un conocimiento más exhaustivo de la biología del cáncer, hablamos de la Oncología de precisión. Esto permitirá con cada vez más frecuencia la identificación de biomarcadores y con ello seleccionar los tratamientos de terapias dirigidas, inmunoterapias… más eficaces y seguros para cada persona, llegando a tratamientos individualizados que mejoren la eficacia y, por ende, la supervivencia.

Es muy importante que tengamos claro que el cáncer son muchas y diferentes patologías, cada subtipo cursa con pronósticos, tratamientos y evolución diferentes. «Cada vez conocemos más de la enfermedad oncológica, pero nunca la hemos visto en usted», es una frase habitual en las consultas de Oncología Médica.

Todo esto lo que supone es que muchos de nosotros conviviremos con el cáncer gran parte de nuestra vida. Las personas que son supervivientes de un tumor han vivenciado un periodo de su vida con gran incertidumbre y estrés que una vez superada la enfermedad también requiere de soporte. La vuelta a una rutina de vida nueva, convivir con algunas secuelas, reestructurar la vida social, familiar o laboral son algunas de las dificultades que podemos encontrarnos tras los primeros tratamientos. Además, no estaremos exentos de dificultades emocionales asociadas, como es el miedo a la recurrencia del cáncer. Los estudios nos muestran que entre un 40 y un 70% de los supervivientes presenta este miedo, un síntoma que, además de manifestarse en las personas que viven con la enfermedad, también se da en sus familiares. Las revisiones periódicas lo vuelven a traer al presente y podemos notarnos más nerviosos de lo habitual, que nos aborden pensamientos catastrofistas sobre nuestra situación o sobre el futuro. Esta situación puede requerir de una intervención psicooncológica específica si la persona se encuentra paralizada por miedo o su vida se ve claramente alterada por él. Los psicooncólogos tienen en la actualidad herramientas validadas para el tratamiento de este síntoma tan frecuente y pueden aliviar gran parte de la ansiedad que produce.

Transitar una enfermedad oncológica puede experimentarse como un gran momento de crisis, incluso crisis existencial; las grandes crisis pueden transformarse en oportunidades y de ellas extraer un crecimiento personal que nos ayude a afrontar el futuro. También puede ser un momento de ruptura en el que necesitemos ayuda profesional para reconstruir nuestro significado vital, nuestro lugar en la sociedad o en nuestro núcleo más cercano.

La prevención de estas complicaciones tiene que ver con una mejora del sistema, que se evalúen las necesidades pero también depende de todos nosotros, como comunidad tenemos algunas tareas pendientes con nuestros supervivientes: aceptar la enfermedad e integrarla en el entorno laboral y social, tomar conciencia de que nuestros procesos de salud son nuestros y tenemos responsabilidad en ellos, empoderarnos como pacientes y comunicar a nuestros equipos sanitarios nuestras necesidades. En muchas ocasiones las personas no nos manifiestan que están preocupados por la próxima revisión, o por cómo comunicar a sus familiares que sigue encontrándose con más cansancio… Confiemos en nuestros profesionales sanitarios, pues nos pueden ayudar a encauzar estas situaciones que a veces son incluso más importantes para nosotros que los marcadores de enfermedad.

Ojalá para 2030 podamos escribir en estas páginas que las personas supervivientes de cáncer tienen un seguimiento enfocado en mejorar su calidad de vida y que nosotros como comunidad hayamos desterrado las ideas erróneas vinculadas a esta compleja enfermedad.

Celia Ibáñez del Prado es vocal de la Junta de Gobierno del Colegio Oficial de la Psicología de Madrid