
Entrevista
Elena Garrido: «La dopamina generada en redes sociales favorece la inflamación del cerebro»
Entrevista a Elena Garrido, especialista en Nutrición

Levantarse con la sensación de no haber descansado y de que el cerebro no funciona bien es algo cada vez más habitual. Pero no por ello «normal». Todo lo contrario, pues es el síntoma de que algo no va bien y de que en nuestro cuerpo la neuroinflamación está haciendo de las suyas. De ello bien sabe Elena Garrido, cuya formación en Nutrición se ha completado con estudios específicos en microbiota, inmunología, endocrinología y neurología. Un conocimiento que ahora plasma en un pionero libro titulado «Tu cerebro está inflamado» (Zenith, editorial Planeta), una obra pensada para prevenir la fatiga mental, aumentar la atención y recuperar la salud de forma global.
Cada vez se habla más de inflamación crónica. ¿Es una moda pasajera?
No. Es el resultado de la evidencia, porque cada vez hay más estudios al respecto.
¿Cómo afecta a nuestra salud?
De forma muy dañina. Es como tener un fuego muy bajito, pero constante, que no se apaga nunca. Con esto se activa el sistema inmune en múltiples vías y con numerosas consecuencias peligrosas para la salud, porque está mandando continuamente a su «ejército» para combatirlo. Eso se traduce en brotes de patologías autoinmunes, problemas digestivos, más riesgo de enfermedades neurodegenerativas...
¿Impacta esa inflamación al cerebro?
Muchísimo, porque este es el centro de mando del cuerpo, así que manda señales al resto de sistemas y si hay una inflamación en él, afecta en modo cascada al organismo. Las consecuencias son múltiples: insomnio, fatiga mental, dolor de cabeza, problemas intestinales, estrés constante, brotes en la piel...
¿Qué debería servir de voz de alarma?
El verdadero problema es que todo eso se da «por normal» en nuestra sociedad y se convive con ello de forma crónica sin intentar entender su origen y solucionarlo. Cualquiera de esos síntomas deberían hacernos pensar por qué nuestro cuerpo está intentando defenderse de algo.
Parte de la culpa está en la mala alimentación. ¿Qué es lo peor que hacemos?
Dos cosas: que no comemos comida real y que nos inflamos a azúcar, una sustancia que nos droga, porque dopa al cerebro y nos pide más y más. Es una pescadilla que se muerde la cola. Si a eso se suman aceites refinados que oxidan, es un cóctel molotov.
¿Los edulcorantes son una solución?
No. Los edulcorantes, aunque lo parezcan, no son una buena opción para sustituir el azúcar. El motivo es que pueden engañar a nuestro cerebro al hacerle creer que está recibiendo algo dulce, pero, a medio y largo plazo, destrozan nuestra microbiota y provocan otros problemas metabólicos
¿Y qué habría que comer?
Pescado azul de pequeño tamaño, cúrcuma, verduras... Mientras más variedad de plantas tomemos, con muchas especias de buena calidad, mejor. Pero en algunos casos incluso estos alimentos también pueden dañarnos. Por ejemplo, el pescado azul es rico en histamina, mientras que algunas frutas y verduras pueden fermentar e inflamarnos en función de los microorganismos que tengamos. Lo ideal es ponerse en manos de un profesional que esté especializado en microbiota y actualizado en este tema.
Dedica un capítulo al impacto de las redes sociales en el cerebro... ¿Qué ocurre?
El abuso de las redes sociales no es solo un problema porque nos engancha y perdemos la noción del tiempo, que también, sino de salud cerebral. La dopamina mal gestionada reduce la plasticidad neuronal y favorece la neuroinflamación.
¿Algún consejo para revertir todo esto?
La buena noticia es que se puede revertir. Para ello desconectar conscientemente, cuidar la microbiota, volver a lo natural y educar desde la infancia es el mejor antídoto. No se trata de eliminar la tecnología, sino de usarla a favor de nuestra salud y no en su contra.
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