Promesa incumplida

El Gobierno renuncia a inyectar fondos a la Sanidad

Mientras crece el gasto en Defensa, el porcentaje del PIB destinado a la Sanidad pública se situará por debajo del 7% hasta 2026

Fachada de la sede del Ministerio de Sanidad en Madrid
El Ministerio de Sanidad ha decidido no financiar el primer espray nasal contra la depresión mayor resistente a los tratamientosEnrique CidonchaLa Razón

Las malas noticias se agolpan para la Sanidad. A pesar de la grave crisis que atraviesa el modelo, antaño joya de la corona de nuestro Estado del Bienestar, España no destinará fondos adicionales a reflotarlo. Ni siquiera unas décimas extra del PIB.

La actualización del Programa de Estabilidad para el periodo 2023-2026 que el Gobierno acaba de enviar a la Comisión Europea constituye un jarro de agua fría para los que pensaban que Pedro Sánchez y sus ministros eran conscientes del problema e iban a adoptar las medidas necesarias para ponerle solución. Nada más lejos de la realidad. Mientras crece el gasto en Defensa al hilo de la guerra de Ucrania, el porcentaje del PIB destinado a la Sanidad pública se situará por debajo del 7% hasta 2026. En concreto, será de un 6,9%, una tasa inferior a la incluida por PSOE y Unidas Podemos en el acuerdo de investidura y, desde luego, a la prometida varias veces por el propio presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez.

Este porcentaje se sitúa también muy por debajo del que vienen reclamando los principales expertos, a la vista de los datos que arroja el propio sistema y del envejecimiento poblacional. De hecho, no son pocos los que reclaman ya que los fondos suban de forma sostenida hasta el 8% para atender la demanda creciente y satisfacer las reivindicaciones profesionales que impidan su fuga al extranjero. La práctica «congelación» de los fondos sanitarios se produce en medio de un récord de listas de espera quirúrgicas y diagnósticas y de un retraso sin precedentes en la incorporación de los nuevos medicamentos que autoriza el regulador europeo. Mientras el porcentaje de disponibilidad de esos fármacos apenas llega al 58%, los países de nuestro entorno superan de forma holgada esta tasa.