Ciencia
La nueva terapia celular, al rescate de la reparación de tejidos
En solo unos meses España espera comenzar los ensayos clínicos con secretoma –la evolución de la terapia con células madre– para la regeneración de cicatrices y lesiones
El organismo está formado por unos 30 billones de células que trabajan de forma absolutamente coordinada. Esta comunicación permite que los órganos y los diferentes tejidos estén en perfecto estado gracias a la regeneración celular.
Existen diversas maneras mediante las cuales las células se comunican entre sí. En el caso de las células madre mesenquimales; éstas emiten un lenguaje (proteínas y ácidos nucleicos) para regenerar un tejido dañado cuando acceden al mismo. ¿Cómo? Identificando su entorno y conformando las órdenes correctas para que el tejido dañado inicie el proceso de reparación.
Este lenguaje con el que se comunican las células con los diferentes tejidos y con el que se programan para generar diferentes tipos de respuestas es el secretoma, que «es todo lo que la célula produce para comunicarse», precisa el doctor Damián García-Olmo, catedrático de Cirugía de la Universidad Autónoma de Madrid (UAM) y jefe del Departamento de Cirugía del Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz. Es decir, todo lo que las células expulsan y excretan en su comunicación con las otras células de su entorno.
Y ése es precisamente el futuro de las actuales terapias con células madre. Bien lo sabe este experto, que fue quien lideró años atrás el primer ensayo clínico sobre el uso de células madre, obtenidas de grasa, para el tratamiento de las fístulas perianales complejas, sobre todo para aquellos pacientes con la enfermedad de Crohn, una patología inflamatoria del intestino.
Gracias a su investigación está en el mercado un medicamento cuyo principio activo es el darvadstrocel, una terapia con células madre para las fístulas perianales. Se trata «del único producto comercial con células madre», precisa el catedrático . Se produce en Madrid y se exporta a 20 países. Pero tiene un problema: la caducidad. «Este medicamento vivo dura 72 horas y requiere de un proceso de congelación y descongelación, lo que hace que sea muy caro», reconoce.
Pues bien, ahora, la idea es sustituir estas células madre mesenquimales muy costosas y de difícil manejo por el secretoma para la reparación del tejido.
El doctor García-Olmo pone de ejemplo de lo que se pretende conseguir con lo que sucedió con la penicilina: «Al principio se cultivaba el hongo Penicillium notatum, hasta que los investigadores vieron que lo importante era lo que secretaba el hongo. Fue entonces cuando se popularizó el uso de la penicilina a nivel internacional».
Pues bien, el secretoma pretende ser en un futuro como este antibiótico que todos conocemos, lo que supondrá una verdadera revolución en la terapia celular.
Eso es lo que persigue conseguir García-Olmo, en colaboración con la compañía biotecnológica Peaches, que han puesto en marcha la cátedra UAM-Peaches en terapias avanzadas basadas en secretomas celulares.
Para ello, están cocultivando en un medio condicionado células madre mesenquimales para la reparación general. «La idea es usar lo que segregan las células, el secretoma, dada la fragilidad de las células madre desde el punto de vista logístico y el coste, que previsiblemente se reducirá en un 90% con los secretomas, al no necesitar congelar, ni descongelar, no caducar tan rápido y además, debido al bajo coste se le podrá repetir tratamiento al paciente en caso de necesidad, algo que no ocurre hoy con las células madre», detalla.
Y es que el secretoma es más estable que las células madre mesenquimales y se pueden conservar en frío a temperaturas más fáciles de manejar. Elementos imprescindibles para que su uso suponga una reducción de los costes de fabricación, ya que son más fáciles de utilizar, distribuir y transportar, así como también lo es su almacenaje, lo que hace que vayan a ser más accesible a los médicos y, por ende, para los pacientes.
Usos inmediatos
Pese al enorme potencial, el catedrático de la autónoma prefiere no crear expectativas excesivas y considera que lo importante es el uso inmediato que previsiblemente tendrá el secretoma en la reparación de tejidos y en el control de la inflamación.
Por ejemplo, su uso para acelerar aún más la cicatrización post-quirúrgica: «Estimamos que pueden reducirse los tiempos en un 50% gracias al secretoma. El uso de células madre mesenquimales hace que la cicatrización vaya más rápido y mejor y ahora será más eficaz al usar lo que segregan las células madre para la recuperación del tejido», detalla. Un uso que supondrá también reducir las infecciones, el dolor y los gastos hospitalarios al cicatrizar antes.
También se espera que sirva para la recuperación de tejidos tras una herida, por ejemplo «en caso de una úlcera en el pie diabético que esté evolucionando de forma tórpida (con dificultad) o si no se consolida bien una prótesis de cadera», detalla. A estos empleos hay que añadir su potencial uso para regenerar las heridas, en general, de hueso para acelerar la recuperación de roturas, de tendón, de nervio, etcétera.
Un objetivo realista que está más cerca de lograrse de lo que podría parecer. Así, como avanza el investigador García-Olmo, en unos meses España comenzará previsiblemente los ensayos clínicos con secretoma para la regeneración de tejidos: «Estamos a la espera de que la Agencia Española del Medicamento (Aemps) nos autorice para poder comenzar los ensayos clínicos en unos meses. Y si todo va bien, en un horizonte de tres a cinco años empezaremos a usar el secretoma de las células madre mesenquimales».
Algo que primero se hará dentro de los ensayos clínicos para uso compasivo y que después se espera que llegue a la población en general, empezando seguramente en deportistas de élite para mejorar lesiones.
En la actualidad, hay más de un centenar de equipos a nivel mundial investigando el secretoma y sus potenciales usos en ensayos clínicos, pero ellos tienen la suerte de contar con el respaldo de una gran empresa biotecnológica: «Gracias a la creación de esta cátedra surge una sinergia entre la universidad y la empresa Peaches que, a través de los investigadores clínicos y de la UAM, impulsará el progreso y la investigación de las terapias celulares», afirma el catedrático.
En palabras del director científico de Peaches, el doctor Pedro Lapuente: «Hemos puesto a las células a hablar entre sí y hemos entendido el lenguaje de los secretomas que emiten. Ahora toca seguir investigando en las aplicaciones a clínica que nos da el conocimiento de este lenguaje celular» para hacer estos secretomas específicos frente a cualquier tipo de tejido y crear los medicamentos biológicos.
Espaldarazo a Peaches Biotech
La biotecnológica española Peaches Biotech, especializada en la creación de medicamentos basados en terapias avanzadas (como células madre, citoquinas o linfocitos-T), ha conseguido recientemente 598.000 euros de préstamo del Centro para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (CDTI), del Ministerio de Ciencia e Innovación, para su proyecto de «desarrollo de una solución de transferencia específica de tejido para la optimización del anidamiento celular en terapias avanzadas» al considerarlo altamente innovador.
Previamente, la compañía especializada en terapias avanzadas ha recibido más de un millón y medio de euros por parte de la Agencia Estatal de Investigación para un proyecto relacionado con terapias celulares contra el cáncer de páncreas y otro sobre marcado tumoral con inmunotoxinas.
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