Cáncer
¿Qué hay que comer para convivir con el mieloma múltiple?
No existe un protocolo específico para estos pacientes, pero la nutrición se convierte en un factor pronóstico determinante
Cuando se trata de convivir con una enfermedad que no tiene cura, cualquier consejo resulta un soplo de aire fresco. Y es lo que ocurre con el mieloma múltiple, «una neoplasia de la sangre que provoca una proliferación descontrolada y maligna de las células plasmáticas», explica Esther González, jefa del Servicio de Hematología del Hospital Universitario de Cabueñes, en Gijón, y portavoz de la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH).
El sello de esta enfermedad tumoral es su tendencia a recaer. «La mayoría de los pacientes van a necesitar tratamientos sucesivos, lo que hace que sea importante desde el diagnóstico optimizar al máximo la situación clínica del afectado, y es ahí donde resulta esencial el abordaje nutricional para disminuir el riesgo de complicaciones y evitar el deterioro de la calidad de vida», advierte Nuria Valdés, jefa del Servicio de Endocrinología y Nutrición del mismo hospital. En este sentido, María Riestra, miembro del Comité Gestor del Área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), hace hincapié en que «es muy importante prestar atención a la alimentación en el paciente oncológico, ya que un buen estado nutricional está asociado a mejor tolerancia a los tratamientos, a mejor calidad de vida y a una menor morbimortalidad».
¿Qué alimentación deben seguir?
En este escenario, la pregunta del millón pasa por saber cuáles son las líneas maestras de la alimentación de un paciente con mieloma múltiple. «No existe una dieta específica para este tipo de cáncer», coinciden las tres expertas consultadas. Sin embargo, todas están de acuerdo en la necesidad de cumplir algunas recomendaciones en función del estadio de la enfermedad y del momento del proceso en el que se encuentre el paciente. «Va a depender en gran parte de los síntomas. En el mieloma son frecuentes las nauseas y vómitos. En este caso las recomendaciones generales son comer poco y a menudo, masticar bien los alimentos, procurar mantener un ambiente agradable y fresco durante las comidas, no acostarse inmediatamente después de ingerir y usar ropa cómoda que no oprima la zona abdominal. No obstante, es importante priorizar los alimentos de alto valor nutricional, que son aquellos con alta densidad energética, es decir, que aportan gran cantidad de energía en poco volumen (por ejemplo, frutos secos), así como aquellos con proteínas de alto valor biológico (huevo, lácteos y derivados, carnes y pescados, siempre muy bien cocinados). Hay que recordar, no obstante, que la dieta con alto valor biológico es aquella equilibrada y variada», aconseja Riestra. Así, «hay que aumentar la ingesta de alimentos como frutas y verduras, legumbres, cereales integrales y disminuir las cantidades de otros, como aquellos que contienen mayor aporte de grasa saturada y azúcares de absorción rápida, es decir, un patrón de dieta mediterránea, acompañado de dormir lo necesario y realizar ejercicio físico», añaden González y Valdés.
Según la fase del proceso
Sin cura por el momento, el camino del paciente con mieloma múltiple resulta muy largo, de ahí que el abordaje nutricional varíe en función de cada etapa. «Al diagnóstico hay que asegurar un buen estado nutricional a través de dieta saludable y equilibrada, prestando especial atención a los pacientes con obesidad y desnutrición (mala tolerancia al tratamiento) y corregir déficits nutricionales (vitamina D, ácido fólico...). Un signo de alerta para buscar asesoramiento nutricional sería la pérdida de peso (aumentar la ingesta de alimentos vía oral y valorar si es necesario la prescripción de un suplemento nutricional oral)», explican González y Valdés. A esto le sigue, según ambas expertas, la necesidad de prestar «especial atención a las complicaciones gastrointestinales (como diarrea, estreñimiento, náuseas, mucositis...) que dificultan la ingesta de alimentos, la digestión y la absorción de nutrientes. Y también hay que incluir una revisión de posibles interacciones de alimentos y/o suplementos alimenticios (té verde, pomelo...) con el tratamiento del mieloma».
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