
Estudio
Respirar un gas podría proteger contra el alzhéimer
Su inhalación suprime la neuroinflamación, reduce la atrofia cerebral y aumenta los estados neuronales protectores frente a esta enfermedad

La mayoría de los tratamientos que se están aplicando hoy en día para prevenir el alzhéimer se centran en las placas amiloides y los ovillos de TAU que se acumulan en el cerebro, pero una nueva investigación -de la Facultad de Medicina de la Universidad General Brigham y Washington en San Luis- apunta a un enfoque novedoso y noble: el uso de un gas.
El estudio descubrió que la inhalación de gas xenón suprimía la neuroinflamación, reducía la atrofia cerebral y aumentaba los estados neuronales protectores en modelos de ratón de la enfermedad. Los resultados se publicaron en "Science Translational Medicine" y a principios de este año 2025 comenzará un ensayo clínico de fase 1 del tratamiento en voluntarios sanos.
“Es un descubrimiento muy novedoso que demuestra que la simple inhalación de un gas inerte puede tener un efecto neuroprotector tan profundo”, afirmó el autor principal y coautor del estudio, el Dr. Oleg Butovsky , del Centro Ann Romney de Enfermedades Neurológicas del Brigham and Women's Hospital (BWH), miembro fundador del sistema de atención sanitaria del Mass General Brigham. “Una de las principales limitaciones en el campo de la investigación y el tratamiento del alzhéimer es que resulta extremadamente difícil diseñar medicamentos que puedan atravesar la barrera hematoencefálica, pero el gas xenón sí lo hace. Esperamos ver este novedoso enfoque probado en humanos”.
"Es emocionante que en ambos modelos animales que modelan diferentes aspectos de esta enfermedad, la patología amiloide en un modelo y la patología TAU en otro modelo, el xenón haya tenido efectos protectores en ambas situaciones", dijo el autor principal y coautor correspondiente David M. Holtzman, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington en St. Louis.
Las causas del alzhéimer no se comprenden del todo; actualmente no existe cura y se necesitan desesperadamente tratamientos más eficaces. La enfermedad, que se caracteriza por la acumulación de proteínas en el cerebro, incluidas las proteínas tau y amiloide, altera la comunicación entre las células nerviosas y provoca anomalías cerebrales progresivas que conducen al daño neuronal y, en última instancia, a la muerte. La microglia, las células inmunitarias primarias y más importantes del cerebro, actúan como "primeras intervinientes" cuando algo va mal en el cerebro y desempeñan un papel clave en la regulación de la función cerebral en todas las fases del desarrollo. La desregulación de la microglia es un componente clave de la enfermedad de Alzheimer. El laboratorio de Butovsky diseñó anteriormente una forma de estudiar cómo responde la microglia a la neurodegeneración y confirmó que un fenotipo específico de la microglia puede modularse de una manera que resulta protectora en la enfermedad de Alzheimer.
En este estudio, se trató a modelos de ratón con alzhéimer con gas xenón, que se ha utilizado en medicina humana como anestésico y como neuroprotector para tratar lesiones cerebrales. El gas xenón penetra la barrera hematoencefálica y pasa del torrente sanguíneo directamente al líquido que rodea el cerebro. El equipo descubrió que la inhalación de gas xenón reducía la atrofia cerebral y la neuroinflamación y mejoraba la conducta de construcción de nidos en los modelos de ratón con esta enfermedad. También inducía y aumentaba una respuesta microglial protectora que está asociada con la eliminación de amiloide y la mejora de la cognición. En conjunto, estos hallazgos identifican el potencial prometedor de la inhalación de xenón como un enfoque terapéutico que podría modificar la actividad microglial y reducir la neurodegeneración en la enfermedad de Alzheimer.
El ensayo clínico en el Hospital Brigham and Women's, que inicialmente sólo inscribirá a voluntarios sanos, está previsto que comience en los próximos meses.
A medida que se ponen en marcha las primeras fases del mismo para establecer la seguridad y la dosis, el equipo de investigación planea seguir estudiando los mecanismos por los que el gas xenón logra sus efectos, además de su potencial para tratar otras enfermedades como la esclerosis múltiple, la esclerosis lateral amiotrófica y las enfermedades oculares que implican la pérdida de neuronas. El equipo también está ideando tecnologías para ayudar a utilizar el gas xenón de forma más eficiente, así como para reciclarlo potencialmente.
“Si el ensayo clínico sale bien, las posibilidades de utilizar el gas xenón son enormes”, afirmó el coautor Howard Weiner, MD, codirector del Centro Ann Romney para Enfermedades Neurológicas en BWH e investigador principal del próximo ensayo clínico. “Podría abrir la puerta a nuevos tratamientos para ayudar a los pacientes con enfermedades neurológicas”.
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