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Malos tiempos para el diésel
En 2008, se vendieron en España más de 800.000 vehículos movidos con motores a gasoil. En sólo una década, no llegaban a las trescientas mil unidades. Y no toda la responsabilidad en la caída es de la ministra en funciones Teresa Ribera
La venta de automóviles en España ha sufrido un parón tras los buenos ejercicios de 2016, 2017 y 2018. Se calcula que al finalizar este año el descenso rondará el 5 por ciento, una cifra asumible para una industria que ocupa el 9 por ciento de los trabajadores españoles, y que no será mayor porque, entre otras razones, el sector va a «automatricular» unos treinta mil vehículos en stock antes de que entre en vigor la nueva norma de emisiones de efecto invernadero de la Unión Europea.
En efecto, a partir del 1 de enero de 2020, los vehículos a motor que se matriculen en Europa y superen los 95 gramos de emisión de CO2 tendrán que hacer frente a una multa de 95 euros por cada gramo de más emitido. Por término medio, las sanciones encarecerán el precio de los nuevo vehículos en unos 2.500 euros.
Soplan, pues, malos tiempos para el coche en general y los diésel en particular, convertidos en la bestia negra de los ecologistas y, muy prematuramente, condenados a la extinción por la ministra en funciones de Transición Ecológica y Medio Ambiente, Teresa Ribera.
Tampoco ayudó mucho, que se diga, la manipulación de la emisiones por parte de algunos fabricantes de automóviles, pero es la incertidumbre sobre las futuras regulaciones, especialmente la amenaza de la prohibición en los cascos urbanos, y, por supuesto, la inquietud por el futuro económico de España, que ha hecho aplazar las grandes inversiones familiares, lo que ha producido el descenso de ventas en 2019.
Como se observa en los gráficos, la curva diésel–gasolina se invirtió en 2017, pero la caída más acusada del gasoil fue la de 2018, cuando apenas se superó la marca de trescientas mil unidades vendidas, mientras que los de gasolina superaban ampliamente las setecientas mil unidades. Suben los vehículos híbridos, los que utilizan gas y los eléctricos, aunque estos últimos siguen siendo residuales, con menos de 9.000 unidades vendidas hasta octubre de este año. Por último, la facturación del sector del automóvil fue de 66.000 millones de euros en 2018.
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