Educación

Alfonso Bullón de Mendoza: «El sistema educativo español no tiene interés por la excelencia»

Entrevista al Presidente de la Fundación Universitaria San Pablo CEU

Alfonso Bullón de Mendoza
Alfonso Bullón de MendozaLa Razón

La uniformidad es confundida con igualdad, en este caso, de acceso al sistema educativo. El modelo actual se centra en homogeneizar a todos los alumnos. Ningún estudiante rezagado se queda atrás –o a ello se aspira–, pero las grandes mentes tampoco pueden despuntar. El tipo único de enseñanza incumple el derecho de libertad de educación recogido en la Constitución y perpetúa la desigualdad. Alfonso Bullón de Mendonza, Presidente de la Fundación Universitaria San Pablo CEU y de la Asociación Católica de Propagandistas desde hace dos años, alerta sobre esta falta de libertad que impide una mejora de los centros educativos y explica cómo se puede conseguir un modelo educativo libre.

¿La libertad educativa va más allá de poder tener acceso a la educación básica?

La libertad de educación la componen diferentes aspectos. Uno es la libertad de poder montar centros por la iniciativa social de la mano de particulares conforme a un determinado ideario y modelo pedagógico. Otro aspecto es la libertad de que tus hijos reciban una enseñanza conforme a unos determinados principios y creencias. Esto es muy distinto a tener simplemente un modelo estatal y al que te tengas que adaptar sí o sí.

¿La educación moral no queda ya cubierta con religión o valores?

No, porque un modelo educativo impregna toda la enseñanza de un centro. Un problema que tiene la educación en España, incluso la privada, es que está muy dirigida desde el Gobierno, que determina cuáles son los contenidos y las asignaturas. La posibilidad que tiene un centro de tener una personalidad propia es muy pequeña. Cuanto más participen el profesorado y las familias, que están en contacto con el alumno, mejor será el modelo educativo.

¿Qué mejoras se deben introducir?

Lo fundamental es que la gente que esté interesada en un modelo educativo pueda llevarlo a cabo. El problema es que el Gobierno parte de la concepción de que los niños son del Estado. El Estado no puede decidir cómo se enseña a los niños sin tener en cuenta a los padres e imponiendo un sistema de educación unitario al que simplemente haya que decir que sí. Precisamente, el artículo 27 de la Constitución recoge el derecho de que los hijos sean educados conforme a los principios y valores morales y religiosos que elijan sus padres. El problema para conseguirlo muchas veces es de financiación. Para que la libertad exista, económicamente se lo debe poder permitir todo el mundo. Por lo tanto, el Estado tiene que proporcionar unos medios de financiación. Sin embargo, actualmente se está atribuyendo la decisión total sobre la educación, restando importancia a la iniciativa social y planteando en la comisión actual de reconstrucción que a los centros de educación concertada se les va a privar de las ayudas. Por otro lado, para conseguir la libertad también es necesario poder organizar el modelo educativo. En ello, España no permite grandes innovaciones pedagógicas.

¿CEU ofrece facilidades para acceder a sus centros?

Por nuestra parte, hemos aumentado en 3 millones de euros la dotación a becas, pasado de 9 millones a 12 millones de euros. Nosotros tenemos la ventaja de no tener ánimo de lucro, realmente como ninguna corporación católica que esté metida en la enseñanza. Por ello, todos los recursos están dispuestos para facilitar la educación y en una época como la que se avecina es un tema de responsabilidad social.

¿Cómo se puede favorecer a los «mejores» alumnos sin dejar atrás a otros?

En educación existen dos modelos posibles, uno que prima la inclusión sin perder a alumnos por el camino y otro que premia la excelencia. Estos sistemas tiene sus ventajas e inconvenientes, lo que es grave en el caso español es que no se nota un interés por la excelencia, por el esfuerzo. España plantea un café para todos y, aunque no está mal tratar de que todo el mundo pueda superar las etapas obligatorias, hay que hacer sentir a la gente que el esfuerzo merece la pena.

¿Hay alguna iniciativa que se vaya a llevar a las autoridades educativas?

Existe una que lleva ya bastante tiempo en marcha. Consiste en transformar la cartera de la ministra de Educación en la cartera de una maestra de colegio. Desde el Ministerio no se perciben bien las necesidades del sector y lo que se ha hecho ha sido recoger centenares de cartas de padres para que le cuenten a la ministra los problemas con los que se encuentran.

¿Qué mejoras implicaría un modelo más libre?

La diversidad es maravillosa. Un modelo único, si es bueno, garantizará un nivel medio o medio-alto. Si se plantea la posibilidad de que la gente ejerza su libertad se puede conseguir que en algunos sitios salgan modelos excelentes y aprovecharlos para innovar. Es decir, la mejor forma de conseguir un buen modelo educativo es tener en marcha numerosas iniciativas que te permitan ver cuáles funcionan mejor.