Tabaquismo

En busca de una mirada objetiva sobre los productos con nicotina

Durante la última conferencia sobre regulación y políticas de tabaco y productos alternativos organizada por el Instituto de Derecho de Alimentos y Medicamentos de EEUU, los expertos coincidieron en la necesidad de proteger el trabajo científico dentro del debate en torno al tabaquismo

Mitch Zeller, director del Centro de Productos de Tabaco de la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA) durante una ponencia en octubre de 2019. / Foto: EFE
Mitch Zeller, director del Centro de Productos de Tabaco de la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA) durante una ponencia en octubre de 2019. / Foto: EFElarazon

Desde hace semanas, incluso meses, están tomando las calles de las ciudades de todo el mundo para protestar a contracorriente poniendo en tela de juicio lo que para el resto es evidente: la crisis sanitaria de la Covid-19. Así, y gracias al respaldo de noticias falsas y embajadores de la mentira con un lugar privilegiado en la red de internet, debatir desde la subjetividad el valor del trabajo científico está hoy muy en auge. «Nunca había sido tan necesario el compromiso de crear un espacio como este y de que todos nos enfoquemos en la ciencia como ahora, cuando personas poderosas cuestionan su validez», advirtió Mitch Zeller en la última conferencia sobre regulación, políticas de tabaquismo y productos de nicotina organizada por el Instituto de Derecho de Alimentos y Medicamentos (FDLI). En este caso, el director del Centro de Productos de Tabaco de la Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA) se refería a un asunto que, desde hace años, despierta el recelo de algunas partes hasta el punto de infravalorar la evidencia científica al respecto: «Podemos estar en desacuerdo sobre ciertos temas, especialmente con algo tan complicado y controvertido en ocasiones como la regulación de los productos de nicotina, pero, independientemente del sector del que vengamos, tenemos que reunirnos para ver cuál es el estado de la ciencia y tener una discusión sólida», explicó durante el evento retransmitido en diferido a nivel internacional el miembro de la FDA.

Así, bajo la premisa de buscar ante todo una mirada objetiva sobre el tema, Mitch Zeller basó su intervención en la conferencia en el hecho para él demostrado de la desinformación existente en torno a las alternativas de consumo de nicotina sin humo. «Existen percepciones erróneas en lo que respecta a la seguridad de la nicotina y, por eso, desde la FDA y en base a la ciencia, seguimos estudiando los pasos que podemos dar para abordar esto», reconoció el experto. Y es que, la nicotina, en contra de lo que muchos puedan creer y tal y como respalda la evidencia científica, es solo el componente adictivo de los productos que contienen tabaco, siendo la combustión y el consiguiente humo el que contiene las sustancias tóxicas del tabaco y principales causantes de la mayor parte de las enfermedades relacionadas con el tabaquismo. Precisamente, la ausencia de combustión fue el principal argumento para que la FDA diera luz verde a IQOS –dispositivo de calentamiento de tabaco– o al snus –un tipo de tabaco oral–, que ya se comercializan en Estados Unidos como productos de riesgo modificado, esto es, la autorización de su venta con una distinción informativa frente al cigarrillo convencional al reconocer que la exposición a sustancias nocivas para la salud es sustancialmente menor cuando no se quema el tabaco. «En lo que respecta a los mensajes de la FDA, hemos tratado de ser lo más honestos y creíbles posible, comenzando por reconocer que la continuidad del riesgo es real», aclaró Zeller sobre la citada autorización durante su ponencia, y continuó, «personalmente, durante varios años he tratado sin éxito de desviar el debate que continúa hoy vigente en los sectores de control del tabaquismo y salud pública y que es sorprendentemente improductivo hacia este otro que reconoce el riesgo de estos productos, pero, también, la menor exposición».

Por todo, la opinión del director del Centro de Tabaco de la FDA en Estados Unidos es clara, y es que, remarcando que la mejor opción para cualquier fumador es dejar su hábito por completo, se hace urgente, para todas esas personas que siguen fumando, buscar todas las alternativas posibles, lo que incluiría a los productos que, como el cigarrillo electrónico o el tabaco calentado, sin ser inocuos, resultan menos dañinos que continuar fumando cigarrillos convencionales, como señalan las últimas evidencias. Y para que así sea, una parte de la comunidad científica lo tiene claro: es imprescindible el diálogo y es imprescindible construirlo desde una mirada libre de posicionamientos económicos o políticos. «Necesitamos doblar nuestro compromiso de mantener un debate honesto y objetivo partiendo de la ciencia que ya tenemos y entendiendo que hay algunas preguntas para las que aún no tenemos respuestas», dijo contundente el director del Centro de Productos de Tabaco de la FDA haciendo referencia a los efectos que podrían tener sobre la salud los productos alternativos sin humo a largo plazo, pero recordando al mismo tiempo los resultados alcanzados en positivo sobre su uso a corto plazo. E insistió para concluir el experto: «Espero que este diálogo y este debate que necesitamos tener de manera continua se pueda realizar con una mirada objetiva sobre la ciencia».

Médicos en favor de la reducción del daño

En el contexto de la 3ª Cumbre Científica sobre Reducción del Daño celebrado en Grecia el pasado 25 de septiembre, un grupo de médico y médicas formaron la que es la primera asociación de este tipo de profesionales en favor de la información y regulación de los productos alternativos al cigarrillo convencional en la lucha contra el tabaquismo. Así, la Asociación Internacional para el Control del Tabaquismo y la Reducción de Daños (Scohre por sus siglas en inglés) fue fundada hace apenas un mes por 40 científicos de 21 países: Argentina, Austria, Brasil, Bulgaria, Canadá, Croacia, Chipre, Grecia, Italia, Jordania, Lituania, Malasia, Noruega, Polonia, Portugal, Rumania, Eslovaquia, Sudáfrica, España, Túnez y, por último, Reino Unido. Como argumento para su organización, el grupo apeló a la existencia de más de mil millones de fumadores en el mundo pese a conocer los efectos nocivos para la salud del tabaquismo.