Peligros

“Lo que hay que hacer es no estar ahí en el momento en que la lava toque el agua”

LA RAZÓN habla con Cristina Martínez González, coordinadora del Área de Enfermedades Respiratorias de Origen Ocupacional y Medioambiental de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR)

Cristina Martínez González, coordinadora del Área de Enfermedades Respiratorias de Origen Ocupacional y Medioambiental de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR)
Cristina Martínez González, coordinadora del Área de Enfermedades Respiratorias de Origen Ocupacional y Medioambiental de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR)Cedida.

–Las erupciones volcánica afectan a la salud respiratoria. ¿Por qué?

–Las erupciones tienen emanaciones de gases, fundamentalmente dióxido de azufre y CO2. El dióxido de azufre es un gas muy irritante, muy soluble en agua. Entonces, en las vías respiratorias, que son muy húmedas, se inhala y de absorbe inmediatamente y, dependiendo de la magnitud de la inhalación da desde síntomas leves –enrojecimiento de ojos, de nariz o tos– hasta síntomas más graves como el cierre de bronquios y broncoespasmo severo. Las cenizas, por otra parte, son como las partículas suspendidas de la contaminación atmosférica habitual y son efectos menos agudos, más a largo plazo, pero también dan síntomas respiratorios de tos, dificultad respiratoria, expectoración. En los estudios que hay de otros volcanes se ve que aumentan en la población afectada el consumo de medicamentos para los bronquios de broncodilatadores y quizás también la necesidad de atención médica, de consultas.

–¿Qué riesgos existen si se inhalan?

–Pueden ser mortales. El CO2 también pueden producir asfixia por combinación del monóxido de carbono con el oxígeno y con la hemoglobina; competir con el oxígeno en la unión a la hemoglobina. Pero eso es muy fácil de evitar: no hay que estar cerca.

–¿Las personas afectadas por patologías respiratorias tienen que tener más cuidado?

–Sí, son más susceptibles, sobre todo personas con una hiperrespuesta bronquial de base, como el caso de los asmáticos u otros enfermos respiratorios crónicos como aquellos que tenga EPOC u otro tipo de enfermedad respiratoria.

–¿De qué forma se puede proteger la gente para evitarlos?

–Ya se sabe la erupción está ahí y hay que alejarse todo lo posible y utilizar mascarillas. Sobre todo para protegerse de las partículas, con las cenizas, son más útiles.

–¿Las que utilizamos para el coronavirus serían suficientes?

–Sí, en cuanto a nivel de protección mejor una FFP2 que una quirúrgica, pero en la medida que es una barrera siempre se tiene algún grado de protección.

–Se dice que cuando la lava llegue al mar aumentará la emisión de gases tóxicos que, parece, pueden llegar a ser mortales. ¿Qué precauciones habrá que tener entonces?

–Estos gases tampoco se dispersan tanto como las partículas, que en función de la meteorología y del nivel de altura de la erupción pueden dispersarse centenares de kilómetros, como pasó con el islandés que llegó a Centroeuropa. En este caso parece que van a ir más bien hacia el Atlántico y que la columna de humo es menor. Y en cuanto a los gases, tiene una dispersión menor, de kilómetros. Entonces lo que hay que hacer es no estar ahí cuando la lava toque el mar. Lo que pasa es que hay emanaciones agudas y muy intensas de dióxido de azufre, pero no tiene por qué resultar más tóxico.