Testimonio

El dolor de las familias de La Palma: «¡La cosa está jodida!»

La alcaldesa de Los Llanos carga desde hace tres semanas «con el dolor de todas las familias»

La alcaldesa de Los Llanos junto al padre Alberto
La alcaldesa de Los Llanos junto al padre AlbertoCedidaLa Razón

«¡La cosa esta jodida!». Una vecina se confiesa a Noelia en el dintel de la iglesia de san Isidro de Todoque. Se abrazan. Y las dos rompen a llorar. Es la mañana después del mayor rugido del Cumbre Vieja en tres semanas de actividad. Es la mañana en la que el Cumbre Vieja acabará devorando lo que quedaba del barrio. La alcaldesa de los Llanos de Aridane llega como una feligresa más. Se sienta en el penúltimo banco. No hay nadie más detrás. En el interior, los vecinos del exilio total. Les conoce a cada uno por algo más que por su nombre. A unos les saluda antes de empezar la misa. A otros les comparte una mirada cómplice en el gesto de la paz. A los que queda, les acaricia en la espalda cuando se acerca a comulgar. Con todos, reza el padrenuestro a lágrima viva.

«Hay momentos que te desbordan personalmente porque no vives el dolor de una familia, sino de todas, pero tienes que sacar fuerzas de donde sea para transmitirles fortaleza y coraje», comparte con LA RAZÓN esta edil popular.

Solo en la parroquia y con su familia se permite un renuncio esta mujer con fachada de liderazgo firme, ese que le lleva a reaccionar de inmediato ante cualquier nueva sacudida del volcán. «¡Claro que le he pedido cuentas a Dios! En estos días he tenido muchos momentos de duda y me da mucho coraje…. Por un lado, me cuesta creer que esté permitiendo tanto dolor y le llego a decir: ¿Dónde estás que no nos sostienes?», expresa Noelía García Leal, que acota al instante su noche oscura: «¡Claro que nos sostienes! Ese es el milagro que no vemos, es Él quien nos está ayudando a tirar hacia adelante. Recupero la fe cuando veo que también actúa en la solidaridad de tantos y en la fuerza de la oración que nos llega».

Esta psicóloga y orientadora escolar de profesión de 49 años ni por asomo se imaginó cuando dio el salto a la política que se enfrentaría a esto. «El volcán me ha cambiado tanto… No me imagino ser un servidor público como lo concebía el 19 de septiembre por la mañana. Ni en las relaciones con la oposición. Ni en las relaciones con los ciudadanos».

Por eso confía en que la unidad reinante no se diluya. Tampoco la mano tendida de las autoridades regionales y estatales: «Es verdad que conforme pasa el tiempo, comienza a verse la miseria humana, pero tenemos que luchar para que la unidad se mantenga, simplemente es reclamar lo que los vecinos necesitan. No necesitamos más grietas que las que tenemos, necesitamos vencerlas», declara la alcaldesa de Los Llanos de Aridane.

Entre tanto, busca la manera de conciliar el sueño: «Intento dormir lo que puedo, pero cuando el volcán me despierta en medio de la noche, me quedo contemplándole como si yo fuera capaz de pararlo solo con el hecho de mirarlo y desearlo».

Termina la eucaristía. Un vecino le pide a Noelia que le acompañe a recoger los animales que quedan en su finca. No lo duda. Lo deja todo y se va en el coche con su amigo Nacho para salvar lo que se pueda. O lo que la lava permita.