Lotería de Navidad

El Gordo que viajó desde Atocha a toda España

Trabajadores de Renfe, hosteleros y viajeros de la estación fueron los agraciados del 86.148: «Estaban histéricos, se han ido corriendo a casa»

«A dos compañeros les ha tocado El Gordo, pero se han ido corriendo a casa porque estaban histéricos, a mí me hubiera pasado lo mismo», dice un supervisor de Renfe, un tanto decepcionado por no haber tenido tanta suerte como ellos. Ayer, la Estación de Atocha de Madrid se convirtió en el epicentro lotero del año. La administración 458, ubicada a los pies del AVE, vendió 130 billetes (o series), 1.300 décimos (de los 1.720 que tiene cada número) del 86.148, El Gordo de 2021.

Tres horas después de que comenzara el sorteo de Navidad llegó el momento que todos esperaban. «Algún grito se ha escuchado cuando ha salido el número, a la del restaurante de enfrente le ha tocado seguro porque varios de los empleados se han ido pitando», comentan a pocos metros de la administración las trabajadoras de la óptica. Y es que, según dicen, el número premiado lo llevaban sobre todo trabajadores de Renfe, especialmente maquinistas y azafatas, así como multitud de viajeros que han hecho de El Gordo de este año uno de los más repartidos de toda España.

En la ventanilla que hasta el día anterior estuvo vendiendo el 86.148 recibe a la prensa Javier García Moya, hasta el pasado 5 de diciembre el dueño de esta administración. El actual propietario no se dejó ver. «Todos los décimos se vendieron por ventanilla. Para mí es una satisfacción jubilarme de esta manera. Intuía que este iba a ser mi año y no he fallado. Después de más de dos décadas trabajando aquí es lo mejor que me podía pasar», dice emocionado tras la mascarilla.

Y no es para menos; ha repartido más de 500 millones de euros. «Esto es irse por la puerta grande», reconoce, al tiempo que confiesa que «puede que yo también tenga alguno, tendré que mirarlo con calma. No me suelo quedar con cada uno de los números que tengo en la administración, pero este me suena... es probable que algo me haya caído». «Estoy feliz, encantado de repartir tanta suerte. Fíjate, hemos vendido 1.300 décimos aquí, casi todos. Además, al estar ubicados en la estación, la mayoría de los que lo han comprado son viajeros, así que es un número que ha quedado repartido por toda España», explica Javier Moñino, que trabaja desde hace un año en esta administración.

Algo de El Gordo también cayó en Las Palmas de Gran Canaria, Jinámar, en la administración del Centro Comercial El Mirador.
Algo de El Gordo también cayó en Las Palmas de Gran Canaria, Jinámar, en la administración del Centro Comercial El Mirador.Quique CurbeloEFE

Mientras este empleado descorcha una botella de champán al tiempo que canta el afortunado número, a pocos metros Mavi, azafata de Renfe, mira el móvil ilusionada. «¡Pero si le a tocado a Noelia!», dice en referencia a una compañera. Nos muestra la imagen de la agraciada posando con el 86.148 en uno de los vagones de tren. «Ya se ha ido a casa porque estaba de turno de mañana, así que estará celebrándolo y no es para menos, me llega a tocar a mí y no me verías aquí», confiesa entre risas.

A Sergio y su novia, ambos que trabajan en Ferroser, también les ha tocado, «pero en cuanto lo han sabido también se han marchado, parece que aquí nadie quiere que se les vea décimo en mano», comenta una compañera mientras traslada a un pasajero en silla de ruedas. Y es que ayer, la «comidilla» era saber a quién le había tocado y a quién no. «Aquí no encontrarás a ninguno que te diga que lo lleva, no sea que se lo vayan a robar», dice un empleado de seguridad mientras señala a tres amigos del trabajo a los que sí les ha tocado.

La suerte de la eterna lotera

Y, aunque fue Atocha la que se llevó la palma, los otros 42 billetes restantes que no se vendieron aquí, encontraron «ganador» no muy lejos de la estación, en la calle Toledo de la capital, en pleno centro. Allí, Lidia comenta que andaba desde hace tres meses convencida de que iba a vender El Gordo esta Navidad. Es el tiempo que lleva trabajando en esta administración que ayer repartió cuatro millones de euros a un puñado de afortunados.

Una serie del 86.148 se quedó en el barrio. Mientras reparte sonrisas a diestro y siniestro, «Doña Lidia», como la acaba de rebautizar su familia, explica a este periódico que los ganadores son vecinos de la zona, no simples paseantes. El número ganador se vendió «in extremis», entre las seis y las ocho y media de la tarde de la víspera del sorteo. Como se habían quedado sin décimos, pidieron más madera a la administración de la Estación del Ave con la que comparten dueño. Así que, en esta ocasión, los rezagados han visto premiada su pereza.

Javier Moñino, empleado de la administración situada en la zona del AVE de la Estación de Atocha, celebra que ha vendido parte del número 86148 correspondiente al 'Gordo' del Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad,
Javier Moñino, empleado de la administración situada en la zona del AVE de la Estación de Atocha, celebra que ha vendido parte del número 86148 correspondiente al 'Gordo' del Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad,Gustavo ValienteEuropa Press

En la mañana de ayer no se acercó ningún nuevo millonario a celebrar la suerte con Lidia y con Carmen, la otra vendedora. Esta última, mucho más veterana, lleva 33 años en el negocio del azar y nunca ha repartido El Gordo. Reconoce en bajito que sí ha visto pasar por la puerta a uno de los agraciados y que no ha dicho nada porque «no vamos a traicionar su secreto». Además, admite que le parece «buena idea» que se lo guarde para sí y aclara que los tocados por la suerte son clientes de siempre, personas de «mediana edad» a las que este empujón económico «les hace bastante falta».

Quien sí bajó a celebrar su pellizco fue Patricia. Agraciada con 20.000 euros por un cuarto premio, mostraba una alegría a la altura del primero. Auxiliar de Enfermería en el Hospital de La Zarzuela, mañana, día de Nochebuena, estará al pie del cañón en la sexta ola de la Covid: «Me lo acaba de decir la panadera y me he venido corriendo para acá. Este dinero lo voy a usar para tapar agujeros, para ayudar a la familia. Lo compré hace un par de semana, estoy feliz». Abrazada a Lidia, esta trabajadora sanitaria confirma las dotes visionarias de la «nueva» Doña Manolita porque «fue ella la que me dijo que comprara este número».

Cada año que pasa, los ganadores de la Lotería se vuelven más reservados. Es difícil encontrar las estampas de hace unos años, cuando los vecinos salían a la calle con el décimo en la mano para compartir el subidón. Hoy en día son los periodistas los que a veces tienen que descorchar las botellas para crear algo de «ambiente».

Y eso que este barrio de Puerta de Toledo está acostumbrado a la lluvia de millones. Hace tres tocó otro primer premio en la premonitoria calle de Esperanza. Pero como acababa en 13, no fueron muchos los que se atrevieron a comprarlo. También ha sido escenario de la desgracia. Hace once meses, a unos centenares de metros de donde se ha repartido El Gordo, se producía la explosión que mataba a cuatro personas por una fuga de gas en la parroquia Virgen de la Paloma de Madrid. Quizá el sorteo de ayer signifique que la suerte ha cambiado para este barrio castizo que siempre se consideró muy afortunado.

De momento, quien ya no tiene el monopolio de los triunfos loteros es Doña Manolita, que pese a tener todo listo en sus instalaciones para celebrar los premios, en esta ocasión cedió al testigo a otros loteros, que llevaban años esperando repartir suerte.