Virología
Así se descubrió el primer virus de la historia
Aunque Louis Pasteur y Edward Jenner desarrollaron las primeras vacunas para protegernos contra las infecciones virales, no sabían contra lo que nos estaban protegiendo, ya que, hasta ese momento, la fuente de infección más famosa conocida eran las bacterias
En los últimos 120 años se han descubierto más de 200 virus que afectan a los humanos, alrededor de tres o cuatro especies nuevas al año. Algunos, como la viruela o el VIH/SIDA, han matado a millones de personas, aunque otras, gracias a las vacunas, hoy en día están prácticamente extintas. Aunque Louis Pasteur y Edward Jenner desarrollaron las primeras vacunas para protegernos contra las infecciones virales, no sabían contra lo que nos estaban protegiendo. Hasta ese momento, la fuente de infección más famosa eran las bacterias, que era el organismo más pequeño encontrado hasta la fecha. Pasteur, quien desarrolló la vacuna contra la rabia en 1885, creía que se trataba de un patógeno más pequeño que las bacterias, por lo que no podía detectarse con un microscopio. La primera evidencia de la existencia de virus provino de la experimentación con filtros que contenían poros lo suficientemente pequeños como para retener las bacterias.
Fue el asistente de Pasteur, Charles Chamberland, quien inventaría la herramienta que llevaría al descubrimiento del primer virus. Con la intención de producir agua libre de bacterias para usar en sus experimentos con Pasteur, Chamberland creó un filtro de porcelana con una serie de poros más pequeños que las bacterias, lo que permitía retenerlas. Pero un científico ruso le dio otro uso, abriendo las puertas al descubrimiento de los virus.
En 1892, Dmitri Ivanovsky usó uno de estos filtros para demostrar que, a pesar de estar filtrado, el jugo de las plantas de tabaco enfermas seguía siendo infeccioso para las plantas de tabaco sanas. Martinus Beijerinck llamó virus al material infeccioso filtrado y este descubrimiento se considera el comienzo de la virología.
El mosaico del tabaco
Unos años después de que Chamberland creara su filtro, Dmitri Ivanovsky, un microbiólogo y botánicoruso, comenzó a investigar una enfermedad que afectaba a la planta del tabaco. El mal había sido identificado unos años antes en Países Bajos, donde recibió el nombre de mosaico del tabaco por las manchas en las hojas que le producía a la planta. Adolf Mayer, el científico alemán que identificó la enfermedad, demostró que era infecciosa y, aunque no pudo aislar el patógeno, estaba convencido de que se trataba de una bacteria. Pero Ivanovsky logró demostrar que no se trataba de un agente infeccioso conocido.
En 1892, Dmitri Ivanovski usó el filtro de Chamberland para demostrar que las hojas molidas extraídas de una planta de tabaco enferma permanecían infectadas incluso después de la filtración. Por tanto, Ivanovski sugirió que la infección pudo haber sido provocada por una toxina producida por una bacteria, pero no desarrolló esta idea.
En 1898, el microbiólogo holandés Martinus Beijerinck repitió los experimentos de Ivanovski y llegó a la conclusión de que la savia filtrada de las hojas de tabaco contenía una nueva forma de agente infeccioso. Según su observación, el agente se multiplicaba solamente en células que se estaban dividiendo y lo llamó “contagium vivum fluidum” (germen viviente soluble) y reintrodujo la palabra virus. Beijerinck estipuló que los virus tenían una naturaleza líquida, una teoría que fue desacreditada más adelante por el bioquímico y virólogo americano Wendell Meredith Stanley, el cual probó que eran partículas.
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