Proyecto de ley
Multas de hasta 500.000 euros por desperdiciar alimentos
El Gobierno obligará a los restaurantes a ofrecer las sobras de la comida
El Consejo de Ministros ha aprobado hoy el proyecto de Prevención de las Pérdidas y el Desperdicio Alimentario, cuyo objetivo es reducir el desecho de alimentos sin consumir a la basura y favorecer un mejor aprovechamiento de estos, con medidas que incluyen la obligación de la hostelería de ofrecer a sus clientes las sobras de la comida sin coste adicional y en envases reciclables. El plan contempla multas de hasta 500.000 euros las infracciones muy graves, que se considerarán tras la segunda o más faltas graves que se cometan en el plazo de dos años.
“Es un instrumento jurídico pionero para combatir una ineficiencia en la cadena alimentaria que tiene consecuencias económicas, sociales, ambientales y éticas”, ha dicho el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas, en la conferencia de prensa tras la reunión del Consejo.
La intención del Gobierno es que la ley entre en vigor el 1 de enero de 2023 si los trámites y plazos en el Congreso y en el Senado lo permiten. Planas ha afirmado que solo Francia e Italia disponen de una regulación semejante en la UE y ha destacado que uno de los objetivos de la norma es concienciar, porque el 40% de la pérdida se produce en las tiendas y en los hogares y otro 20% en la cadena alimentaria.
Las empresas de la cadena alimenticia deberán contar con un plan de prevención para minimizar las pérdidas y destinar los alimentos a otros usos, con prioridad para el consumo humano. Solo los comercios con menos de 1.300 metros cuadrados estarán excluidos de la necesidad de disponer de ese plan, ha explicado el ministro.
Por su parte, las empresas de hostelería tendrán la obligación de facilitar al consumidor que pueda llevarse, sin coste adicional alguno, los alimentos que no haya consumido “salvo en los establecimientos tipo bufé libre o similares”, y deberán disponer de envases aptos para el uso alimentario, que sean reutilizables o fácilmente reciclables.
Según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA), en 2020 los hogares españoles tiraron a la basura 1.364 millones de kilos/litros de alimentos, una media de 31 kilos/litros por persona.
En tanto, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que se desperdicia aproximadamente el 30 % de los alimentos que se producen en el mundo, lo que equivale a unos 1.300 millones de toneladas anuales, y que casi la mitad de este despilfarro se produce en la fase de postcosecha y venta minorista.
La prioridad de destinar los desperdicios al consumo humano se canalizará a través de la donación o redistribución de alimentos a empresas, entidades de iniciativa social y otras organizaciones sin ánimo de lucro o bancos de alimentos. Esto se llevará a cabo mediante acuerdos que deberán recoger de forma expresa las condiciones de recogida, transporte y almacenamiento de los productos, entre otras cuestiones.
El ministro ha reconocido que esto puede suponer un coste extra para las empresas pero ha expresado que lo han recibido bien.
Las entidades de iniciativa social que sean receptoras de donaciones deberán garantizar la trazabilidad de los productos donados mediante un sistema de registro de entrada y salida de los alimentos recibidos y entregados y en ningún caso pueden comercializarlos.
En el segundo orden de prioridades se contempla la transformación de los alimentos en otros productos comestibles mientras que los que no se hayan vendido mantengan sus condiciones.
Cuando los alimentos ya no sean aptos para el consumo humano, la preferencia de uso será, por este orden, la alimentación animal y fabricación de piensos; el uso como subproductos en otra industria, ya como residuos, y la obtención de compost o biocombustibles.
Los hosteleros piden más desarrollo
El secretario general de Hostelería de España, Emilio Gallego, ha subrayado a la agencia Efe que hay que “enriquecer mucho” el proyecto de ley, ya que hay elementos de circularidad en esta norma que “no están suficientemente desarrollados”. Por ello, a su juicio lo más importante es seguir trabajando en la prevención.
“En nuestras compañías, la prevención es gestión, organización y números”, ha subrayado Gallego tras resaltar el esfuerzo de las empresas por mejorar su planificación de compras y programación de menús para minimizar el desperdicio. Y ha llamado la atención sobre que solo el 12 % del desperdicio alimentario se produce en la hostelería y que para su sector, la “prioridad absoluta” es la seguridad alimentaria.
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