Jornada de clausura

“La crisis de la Iglesia no es de los jóvenes, es de adultos”

El Congreso Católicos y Vida Pública reclama «educación moral» en las aulas

El Archiduque Imre de Habsburgo-Lorena durante su intervención
El Archiduque Imre de Habsburgo-Lorena durante su intervenciónACDPACDP

Para la Asociación Católica de Propagandistas urge «retornar a las fuentes del pensamiento clásico y cristiano». Es una de las propuestas que se incluyen en el manifiesto final que recoge las inquietudes de los participantes en el XXIV Congreso Católicos y Vida Pública, que se ha celebrado a lo largo del pasado fin de semana en la facultad de Económicas de la Universidad San Pablo CEU de Madrid.

«Entramos en la era del desconcierto, desconfianza generalizada que lo empapa casi todo, horas difíciles de guerras, pandemias, de ideologías que disuelven al hombre», recoge el documento que fue leído ayer a mediodía por la historiadora Marta Carmona durante el acto de clausura de este foro de reflexión que se convocó bajo el lema «Proponemos la fe: Transmitimos un legado’» En el texto se incide en que «es preciso rescatar el sentido de la dignidad y el valor de la vida humana reconociendo al ser humano su condición de persona».

Partiendo de la premisa de que «la Iglesia ha sido la gran catalizadora de la cultura europea», los propagandistas lanzan a su vez una alerta: «El laicismo, relativismo o las ideologías totalitarias empobrecen la cultura, la desarticulan o cancelan, hasta hacerla desaparecer».

«Nuestra misión comienza aquí y ahora», asumen los congresistas en el manifiesto que propone renovar el diálogo de la fe con la ciencia, el arte, la educación y el derecho, con una convicción: «La crisis de la Iglesia no es de los jóvenes, la crisis es de adultos». En concreto, destaca que «no basta la ‘educación en valores’, es necesaria la educación moral y en virtudes». «Hay que enseñar a los alumnos a que sean justos, abriendo un espacio para la humildad, el perdón, la justicia social, el compromiso, la libertad de espíritu. Es decir, proponer el desarrollo humano integral desde la Doctrina Social de la Iglesia, brújula que forme conciencias y ayude a vivir según el Evangelio y la propia dignidad de su naturaleza humana», relató Carmona.

En esta misma línea del manifiesto, intervino el director del congreso, Rafael Sánchez Saus, que subrayó cómo «la insolencia del Evangelio» se erige hoy como «castillo roquero frente al nihilismo, el sentimentalismo y la irracionalidad». A partir de ahí, animó a los cristianos a «ofrecer una salida a una sociedad que se debate en las incertidumbres, que suscita la subversión antropológica que nos amenaza, la pérdida de sentido y el vaciamiento de la vida».

De esta manera, presentó la evangelización «no como un acto de soberbia frente al mundo, antes bien de una vocación de servicio en la verdad y la caridad». Por su parte, el presidente de la ACdP, Alfonso Bullón de Mendoza, apuntó que «solo con una fe acogida, pensada y fielmente vivida podemos proponer y, al mismo se puede convertir en legado para las próximas generaciones».

En esta última jornada también se pudo escuchar al archiduque Imre de Habsburgo-Lorena, que apreció durante su ponencia que «hoy somos testigos de una Europa despojada de su esencia cristiana». «Es esencial, más que nunca, redescubrir qué es Europa realmente, redescubrir su alma», suscribió. Para el aristócrata, «este es un tiempo que requiere mucha valentía y, a veces, heroísmo. Afortunadamente, el cristiano siempre está lleno de esperanza y sabe que, al final, el bien prevalecerá».