Pandemia

China defiende la transparencia de datos oficiales sobre mortalidad de Covid-19

Wang Wenbin, portavoz de Exteriores chino, pide a los países que les imponen restricciones que su respuesta sea “proporcional y basada en la ciencia”

Una mujer espera de pie en una clínica improvisada frente a un hospital en Shangai (China).
Una mujer espera de pie en una clínica improvisada frente a un hospital en Shangai (China).ALEX PLAVEVSKIAgencia EFE

China se enfrenta a una oleada de infecciones sin precedentes desde el abrupto abandono de su política de “Covid cero” a principios de este mes, pero las autoridades sanitarias chinas afirman que sus datos sobre el coronavirus siempre han sido “transparentes”. Un organismo de control de enfermedades contabilizó el viernes 5.500 nuevos casos positivos en China y una sola muerte. Pero con el fin de las pruebas masivas y una nueva estricta definición de “muerte atribuida a Covid”, las estadísticas parecen no ajustarse a la realidad.

Los testimonios de la población china publicados en Weibo, WeChat o Douyin, sugieren que la ola de contagios está afectando con especial dureza a los ancianos del país. Los hospitales abarrotados han sido la norma durante semanas, y las funerarias incineran docenas de cadáveres diariamente.

En los últimos días se han filmado escenas desgarradoras en depósitos de cadáveres y funerarias de Shanghai, ciudad de 25 millones de habitantes, o Pekín y otras grandes capitales donde bolsas llenas de cadáveres se apiñan y esperan a ser procesadas. Los medicamentos, como los antifebriles, han volado de las estanterías, mientras que otros servicios de emergencia, como los bancos de sangre, también han informado de una grave escasez.

Más del 90% de los 1.400 millones de habitantes de China están completamente vacunados, según datos gubernamentales de finales de noviembre. Sin embargo, decenas de millones de personas mayores siguen sin inmunizarse por reticencia a hacerlo, un fenómeno que el gobierno está encontrando difícil de superar.

Los virólogos encargados de vigilar las variantes de coronavirus en China han afirmado que el país no ha dejado nunca de controlar las existentes, y que nunca permitirá que nuevas cepas pasen desapercibidas. Sostienen que “el creciente número de casos en el país asiático, sigue siendo una gota en el océano en comparación con el recuento mundial, lo que implica que es más probable que China se enfrente al riesgo de nuevas variantes importadas de otros países, que a la inversa”.

En respuesta a las medidas restrictivas de EE.UU., Japón, Corea del Sur, Italia, España, Reino Unido y Francia y cada vez más naciones sobre las llegadas procedentes de China, Wang Wenbin, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores chino, declaró que su país cree que la reacción de los países debe basarse en la ciencia y ser proporcionada, y aplicarse por igual a las personas de todos los territorios, sin afectar a los viajes normales ni al intercambio y la cooperación entre personas.

Espera que todos los países “se adhieran a un enfoque de respuesta basado en la ciencia y trabajen juntos para garantizar la seguridad de los viajes transfronterizos, mantener estables las cadenas industriales y de suministro mundiales y contribuir a la solidaridad global contra el COVID y a la recuperación económica mundial”.

No hay pruebas de nuevas variantes

En una reprimenda a las “difamaciones” de esos gobiernos, un experto chino que se encargaba de vigilar las variantes de coronavirus declaró el jueves al rotativo Global Times que, aunque el país había dejado de publicar los recuentos diarios de casos de COVID-19, los científicos nunca suspendieron la vigilancia de las variantes predominantes que circulaban en él.

Hospitales de todos los niveles toman muestras de casos leves y graves, y luego las entregan al Centro Chino para el Control y la Prevención de Enfermedades, dijo el experto, que pidió el anonimato. “En las últimas semanas, hemos controlado miles de muestras, pero no hemos detectado una cepa original, ni la variante Delta, ni ninguna variante nueva, como afirmaban [EE.UU., Japón y algunos otros países]”.

La BA.5.2 y la BF.7 son las subcepas de Ómicron de prevalencia absoluta presentes en este país, que juntas representan más del 80% de los casos. También se han detectado otros siete subtipos, según declaró recientemente a los medios de comunicación Xu Wenbo, director del Instituto Nacional de Control y Prevención de Enfermedades Víricas. Sin embargo, Xu señaló que no se han hallado mutaciones genómicas características en estas subvariantes.

En respuesta a la pregunta de si los chinos han estado minimizando el número de muertes causadas por el virus, Liang Wannian, jefe del panel de expertos que supervisa la respuesta nacional al COVID-19, manifestó que es complicado evaluar con exactitud la tasa de mortalidad cuando la infección se propaga con rapidez y que sólo se podrá emitir un juicio de este tipo cuando la infección haya remitido.