Problema de salud

El 6% de españoles sufre de hipertensión sin diagnosticar

Una de cada tres muertes puede atribuirse a enfermedades cerebrovasculares

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Médicos jóvenes analizando electrocardiograma en una tabletDreamstime

La Real Academia Nacional de Medicina de España reunió ayer en Madrid a los mejores especialistas de nuestro país en salud cardiovascular. Los datos aportados son alarmantes: se estima que más de 3 millones de casos de hipertensión, el 6% de la población española, no se diagnostican debido a la falta de programas sistemáticos de detección de enfermedades cerebrovasculares (ECV) y de sus factores de riesgo asociados.

Este problema de salud es realmente grave. Según el INE, 119.196 personas fallecieron en 2021 por enfermedades cardiovasculares, siendo las mujeres las más afectadas, puesto que cada año mueren casi 7.500 mujeres más que hombres a causa de enfermedades cardiovasculares.

Además, una de cada tres muertes en España puede atribuirse a las ECV, convirtiéndolas en la principal causa de muerte y hospitalización, y vinculándolas de forma causal a la mortalidad y la discapacidad prematuras.

Otro dato implícito: la carga económica de las ECV en España va en aumento ya que se estima que el coste total relacionado con las ECV se elevó un 20%, desde 6.400 millones de euros en 2014 hasta 7.700 millones en 2020.

Las ECV se mantienen como grave problema ya que son la principal causa de muerte, el 26,4% de todas las defunciones en 2021, y a pesar de haber disminuido significativamente durante los últimos 20 años, la prevalencia de las ECV ha empezado a estancarse recientemente.

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Al igual que en la mayor parte de Europa, la gestión de las ECV en España se ha centrado hasta ahora de forma principal en el tratamiento —y no en la prevención— de episodios de ECV agudos (infartos de miocardio y embolias).

En 2015, los casos de emergencia y hospitalización alcanzaron el 37% (o 3.400 millones de euros) del coste sanitario total de 9.240 millones relacionado con las ECV, mientras que solo el 25% (o 2.350 millones de euros) se gastó en la atención primaria y ambulatoria de las ECV.

En 2022, tan solo la cardiopatía isquémica supuso costes de hospitalización de 694 millones. Estos datos apuntan hacia los problemas principales relativos al diagnóstico precoz y la prevención: la identificación de la población en riesgo y una prevención secundaria efectiva después de un episodio de ECV agudo. Dado que no existe un programa sistemático de diagnóstico precoz de ECV y de sus factores de riesgo, un porcentaje significativo de la carga de la enfermedad no se detecta.

Los datos sobre la prevención secundaria también son motivo de preocupación. Solo dos tercios de las unidades de cardiología españolas ofrecen rehabilitación cardíaca, y solo 1 de cada 10 personas son conscientes de sus niveles idóneos de colesterol.

Ya datos publicados en 2015 mostraron que solo el 56% de las personas que padecen un síndrome coronario agudo y el 29% de aquellas con una embolia isquémica consiguen un control aceptable de sus niveles de colesterol. Y datos más recientes recopilados entre 2017 y 2020 reflejan un panorama aún más sombrío, y muestran que del 10 al 12% de los pacientes con embolia o enfermedad arterial periférica murieron durante ese periodo.